viernes, 17 de abril de 2020

Brian Alvarez (Buenos Aires, 1991)



Fotografías



La ventana en la que dos mecánicos
miran un documental sobre el bombardeo
del cincuenta y cinco. La ventana
con un bebé que lanza proyectiles
de papilla naranja por primera vez.
(Ventanas
vacías.)
La ventana de blindex de la concesionaria
sin nadie, sobre Olaya. Largos
ventanales de un shopping cerrado
que reflejan los uniformes amarillos
de los repartidores de pizzas que pasan.
Una ventana en la que una chica de 30
practica en partidas en línea la defensa eslava
una y otra vez. (Ventanas VIP.)
Las ventanas de sus adversarios.
Pequeñas ventanas: las mirillas
de las puertas donde los carteros
dejan palabras. Las ventanillas del tren.
Un perro con un ojo:
la ventana de su alma.
Una ventana gigante en la cafetería
de la estación de servicio.
Siempre quisiste decir gasolinera,
y como no quedaba bien en tu país
claudicaste, pero esta es tu revancha:
las ventanas de la gasolinera.
Una ventana en la que una mujer descubre
cómo medir la edad de una estrella.
(Una ventana cerrada.)
Un ventanal en el que hay números.
Nada más que números.
Una pequeña ventana tras la que
se oculta un gobierno de derecha.
Una ventana en la que un peón da el paso
definitivo de la revolución industrial
y no lo sabe. Las ventanas
de los dientes de leche.
Una ventana que en la tierra abrió una hormiga
para que pasaran por ella las demás.
Una ventana oscura
donde aparecés de espaldas
en el balcón de un edificio negro.
Una ventana en la que hay un toro
que te mira a los ojos y empieza a correr.




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