jueves, 1 de agosto de 2024

Janine Pommy Vega (Jersey City, 1942-Woodstock, 2010)

 

cocina en tiempos de guerra










 
Pienso en las mujeres de Yannis Ritsos
marchando a la cocina al primer ruido de guerra
Pienso en el bulto de la abuela en Jersey City,
un bulto que nunca podría igualar mientras piso
el suelo para moler la albahaca dulce cultivada
la temporada pasada, cepillar al gato, picar ajo
para aliñar la ensalada
Tareas deliberadamente tranquilas, aunque podría empezar a
tirar ollas como mi madre, puedo decirte
que podría hacer tanto escándalo que te preguntarías quién ha
enloquecido, y es el mundo
en las fotos que no traeré a casa
en la postura lasciva de un presidente impostor
puesto al mando por puños corporativos
Podría mostrarte cómo el llanto ha hecho un agujero
en mi corazón tan profundo como las zapatillas
en que metía los pies en las frías mañanas polacas,
Me he convertido en esa mujer babushka
testigo de la carnicería, todas las bromas están fuera 
de lugar, no hay bromas para los niños rotos ni para las madres
que gritan, los soldados muertos son niños
No hay bromas para los niños, los niños de todos
No perdono su matanza
el petróleo las armas el oro amontonado tan alto como esta casa
no puedo comprar su risa, no puedo enterrar sus gritos
en la noche, acuso a los viejos blancos ahogados en codicia
de su asesinato, golpearé cada olla y sartén
que poseo por un mundo libre de sus manos.


Willow, Nueva York, abril de 2003

***

Fotografía por Allen Ginsberg
Versión de Nicolás López-Pérez

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Wartime Kitchen


I think of Yannis Ritzos’s women
marching to the kitchen at the first sound of war
I think of the bulk of Grandma in Jersey City,
a bulk I could never duplicate as I pad across
the floor to grind the sweet basil grown
last season, to brush the cat, to chop garlic
for salad dressing
Deliberately quiet tasks, though I could start
throwing pots around like my mother, I can tell you
make such a ruckus you would wonder who had
gone insane, and it’s the world
in the photos I will not bring home,
in the leering sneering posture of an imposter
president, put in charge by corporate fists
I could show you how weeping has worn a hole
in my heart as deep as the slippers
she thrust her feet in cold Polish mornings,
I’ve become that babushka woman
witnessing carnage, all wisecracks are out
of place, no jokes for broken children or screaming
mothers, dead soldiers are children themselves
No jokes for the children, everybody’s children
I do not forgive their slaughter
the oil the arms the gold piled high as this house
cannot buy their laughter, cannot bury their shrieks
in the night, I accuse the old white men drowned in greed
of their murder, I will bang every pot and pan
I own for a world free from their hands.

Willow, NY, April 2003
 
 
(Fuente: La comparecencia infinita)

 

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