Amor eterno
Amor eterno
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Da miedo, a veces, encontrarse con
que el camino cae a pico y que hay que
rocas. En esta circunstancia, no se
puede sino aconsejar que a cien metros
del suelo se suelten las manos.
La caída es deliciosa: el cuerpo se ha
hecho permeable; lo atraviesan flores,
hojas aromáticas; riachuelos, algas,
espuma del mar, hilos de lluvia,
cabellos de mujer, copos de nieve.
Estos, al fin, se solidifican a su
alrededor, para luego estallar tal una
granada arrojada con violencia al
rostro de la mujer amada, que aparece
sonriente tras las trayectorias
vertiginosas de los granos rojos.
(Fuente: Reynaldo Jiménez)
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