Un hombre en blanco y negro
Había una carnicería chiquita en el North End
de Boston que se especializaba en cortes de baja calidad.
Patas y cabezas de gallina. Buche, tripa
y corazón de vaca. Panceta salada y sesos lustrosos.
Venía gente próspera de los suburbios a pagar
demasiado por lo que se comía en épocas difíciles.
El hombre que vive con dificultad en los bosques invernales
hace memoria al ver las huellas frescas del mapache
en la nieve y se pregunta si va a sentir ese tirón
bajo la luz del Mediterráneo, si va a escribir sobre
la clásica desnudez del frío y de la verdad
mientras se zampa un lechón con bananas fritas
de Indonesia. Se va a extrañar el río Mill
con sus esquirlas de hielo y el barullo de los cuervos
que interrumpe el silencio. Hace algunos años le preguntaron
a un chico si prefería la radio o la televisión. El chico
respondió que la radio, porque tenía mejores imágenes.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg
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