domingo, 3 de diciembre de 2023

Héctor Giuliano (Piamonte, Italia, 1947)

 

 
Aunque
la Economía
no es una ciencia
en sentido estricto,
o tal vez lo sea
pero bien que finge,
sino una aproximación
ventral
del quehacer humano,
define
a la poesía
como actividad cuaternaria
y excéntrica manipulación,
condensado macaneo
y evocada doncella principal,
sin tarjeta que la admita
en cualquier convite o festejo
que se las precie o desguace.
Ello no implica
apartamiento o distraído voleo:
la creación de bienes,
agrarias rebeldías,
mercachifleo fabriquero,
soplido de billetes
que vuelan al azar,
galpones en Bangladesh
donde los mosquitos
viven mejor que operarios,
orgías de poder en Davos,
baños y crema de leche
para esos culos mierdos,
casi me animaría
escribir
bombástica expresión,
fruto podrido,
acerbo candado.
El hecho del cálculo
y la distribuida referencia
son socialmente indispensables,
satisfactorios indirectamente,
con reservas,
e inversamente enfermizos,
ya sea en las finanzas públicas
privadas o mixtas,
la carroña de bancos y símiles,
especulación cambiaria,
producción, plus valor,
minusvalor del pucherito diario,
así también firuletes caprichosos
de góndolas del súper y bolsillos vacíos,
los hidrocarburos, la ecología trucha
y la prolífica política
vocinglera que ensalza
el humo y el embuste
y un sinfín servicial
tan cosificado,
aburrido y candoroso
que miramos sin ver,
que creemos aplaudir sin saber
y repetir y polemizar,
mientras los cien oficios se evaporan
y los días pasan
como un anillo de topacio
que no encaja en los dedos.
Tal vez no sea así,
tan así:
ancho vuelo del corazón,
daga,
útero cónico
a punto de parir
un huevo
o un pelo sin yema
y esas cosas que se dicen
y desdicen
por decir, nomás.
Pero mejor,
en mi caso,
no pretendo coro
ni paloma mensajera,
me pongo azabache
en este aceitoso jugo sacro,
y me zampo,
si así lo quieren ver,
un tinto, un bonarda caserito,
no patero que es otro cantar agrio,
caserito criollo,
de esos que ponen fibra y entusiasmo,
pedestal para mezclar y dar de nuevo
las barajas culeras,
y me abre un horizontito
por hoy o un par de días,
y después se verá.

- Inédito -

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