El retorno
Ésta es la calle donde naciste. Ésta es la llave que se te cayó en la nieve y éste es el abrigo que te pusiste para ir a buscarla.
Éste es el cielo visto desde la ventanilla del avión, la mañana que te fuiste del país. Éste es el lugar del que jamás pensaste que te irías.
Éste es el sandwich que comiste en la escalinata de una iglesia. Las migas que les diste a las palomas. Ésta es la funda de la almohada, que todavía tiene pelos tuyos. Esto es el verano.
Éste es el continente que cruzaste, la carta que pusiste a lavar con la ropa por error, el cuchillo con el que te cortaste picando cebolla.
Ésta es la maravilla de reconocer a un amigo por su tos en el cuarto de al lado. Esto, aunque estés durmiendo es un ratón debajo de las tablas de madera del piso, y ésta es la luz que las recubre, y éstas son las sombras que salpican la columna vertebral de alguien que duerme boca abajo.
Esto es casi lo que querías decir.
Esto es alguien que toca una pieza de Brahms en el piso de abajo, el vaso de agua que tiembla sobre el piano, el agua derramada.
Esto es enojo, esto una clase de manejo, un año de tu vida, la parada del colectivo, la sábana, la ola de calor, éstos son los fuegos artificiales que mirabas a lo lejos, que en silencio brotaban como flores en los montes oscuros.
Ésta es la forma en que mirás a la gente en el tren
Y después la extrañas. Ésta es la fe, como un nudo en la soga que estas trepando, y estos son tus dedos ardidos y despellejados alrededor de ella. Esto no es una excusa. Esto es el mar adentro de un caracol. Esto es el mar.
Esto es, según parece, a lo que hemos llegado
Ésta sos vos, si decidís volver.
Ésta sos vos si nunca regresás.
(Fuente: Gabriela Fernández Méndez)
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