La espera del cangrejo
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Cantar con la boca rota
como cantan los amantes
desposados
por la muerte;
.
aquí la vida fue en un día
uno solo.
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Y no hubo sol
ni huerto
ni espiga
en que el aire no desquiciara los deseos.
.
Ahora aprendemos a cruzar las piernas
en largas y agostadas reposeras
en la espaciosa espera del cangrejo
y miramos las gaviotas
devorar los restos que va trayendo la marea
en playas de horizontes verticales.
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Y mientras vemos a los bañistas
nadando más allá de la corriente
hasta convertirse en puntos
iridiscentes
y cubrimos las playas
con largos metrajes
de celofanes
amarillos
nos parece mentira
que todo el universo
pueda caber
en este puto
puñado
de arena.
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