HAY UNA HORA...
Hay una hora que nadie aguarda:
como en el Nilo el hipopótamo
cuando la oscuridad se cierne
y el orbe, ocultándose del dios,
cae agobiado en el lecho nocturno.
Ningún ojo presente,
no hay testigos de este instante y su angustia
al despedir un ayer moribundo
que irá a sumarse a sus ancestros.
Madurará entonces en la rama el fruto
y, como un bosque púrpura,
florecerá en su cabecera la quimera del mundo.
Traducido del hebreo de Gerardo Lewin
(Fuente: La Reversible)
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