DEREK WALCOTT
(1930)
Puedes leer en el mar del poema
cuanto la historia oficial ha ocultado.
una tras otras las páginas del libro.
Cierto es que efectiva manera
de denunciar a los imperios es escribir
y mejor decir lo que impunes han robado.
En cuanto a la Luna, ésta confiesa
a las aguas lo que época tras época
identifica la locura, el vandalismo,
el saqueo disfrazado de libre comercio,
de ayudas o programas especiales.
La ballena y su silbante canto,
enorme de ganancias y cero pérdidas,
encuentra en una isla desprovista
su Ahab que la persiga, la atraviese
y le clave la estaca medio a medio.
Eres tú el astuto marinero separando
las branquias del pescado en una tabla.
Su cuchillo vuelto lápiz en tu mano
espera que la traducción sea leída en la
precisión de una nueva lengua
que ha bebido sangre vertida en vieja
copa y cantarlo en tono de 'reggae"
fiel a Marley y sus rastas lo ha logrado.
Ningún dislate decirlo, pero en la proa
del barco salen ebrios a tomar Sol
los dioses griegos arruinados.
La amenaza tiene rostro radiactivo,
cabalga con el hombre de jinete,
presto a aniquilarse en un instante.
Se rebana en ideas digitales las ruedas
del pescado, compartido en la mesa
de nadie y de todos está ya envenenado.
Fatuidad política y avaricia tecnológica.
Son imágenes que no piden lector culto,
diestro en los misterios como Pound,
pero bien, se alejan un día en el horizonte
como lo hizo el barquito de Rimbaud
cansado de uso literario y palabras pasadas
por yunque de mentira cinematográfica
que le sirve de modelo.
Oye Derek, la cacofonía no es prestada, antes
(a riesgo) fragua un cardumen de letras que
naufragan, flagrante oposición a la antigua
imposición que legitima el 'bono' compartido
a derecha y a izquierda de la ruta que sigue
el barco; ¿distinta a fragancia afortunada
del viajero de ayer, de hoy, y de siempre?
Tú más que otro pasajero sabes que habrá
lugar para izar bandera blanca en el puerto
que es todos los puertos del poema.
en Retratos de la sala. C.S. 2013-2021.
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