●
me encontraste en la mitad de todos mis caminos
me tomaste de la mano
y yo te seguí ansiosamente,
ninguna cama nos aguardaba
sin embargo
cualquier lugar era apropiado
para juntar nuestras desdichas.
mis senos maduraron como dos frutos entre tus manos
y descubrí que el amor
no siempre necesita un lecho de rosas.
●
entro lentamente por tus venas
hasta inundar
todos los rincones de tu cuerpo
rescato tu nombre milenario
en cada arteria
te pierdo y me encuentro
en la profundidad de tu mirada
sin compañía alguna
invado tus pulmones
y vivo
y me recreo
con el aire que respiras
avanzo por debajo de tu piel
y organizo con exactitud
el metabolismo de tus penas
y tu cuerpo se convierte
en la zona sagrada de mi vida.
sin embargo,
hoy es mañana
y mañana será nunca.
●
te beso en los ojos, en la cóncava mudez de tu inocencia,
te beso y todo tu cuerpo se viste
con flores de un canto primaveral,
te beso y conviertes las cosas
en hechos silenciosos y llenos de asombro,
te beso al fin
te beso.
●
todas las cosas tuyas
te poseen
como un secreto
en cada una de tus partes.
en el reloj
de caracoles sonoros
eres
las manecillas llorosas
que agurdan
segundos y minutos;
tienes con el tiempo y el reloj
una sagrada alianza
y
cual dios
todo lo detienes
y todo lo conviertes en espera;
y sólo tú sabes
cuántas horas he perdido
tratando de olvidarte,
entre libros de polvo y años
que algún poeta enamorado
a su amada dedicó;
tratando de olvidarte
en cada una de tus cosas
en todas las cosas tuyas
que te guardan y conservan;
y tienes vida,
la biblia que tiene tu palabra,
de ceniza y cal ardiente,
de enfermedad, delirio y muerte;
la rosa que tiene tu perfume,
de tibieza y paz constante,
de amor, dulzura y vida;
y la losa con tu nombre
que te aguarda eternamente,
desde el origen del mundo
y de tus días.
●
me encontraste en la mitad de todos mis caminos
y avanzaste lentamente hasta inundar
todos los rincones de mi vida.
ahora,
soy la mujer que sigue
sigilosamente
tus pasos
la que aguarda en cada esquina tu llegada,
soy la mujer incondicional
que nada pide a cambio
la que siempre te recibe
y te abre las piernas sin chistar.
soy la mujer,
tu mujer,
que guarda tus más grandes recuerdos;
la que nunca olvidará tu nombre
soy la mujer que conservará como un tesoro
todos tus organos
tu desesperada forma de amarme.
soy la mujer,
tu mujer,
y te amaré
hasta entregarte toda mi piel.
●
he vuelto al camino de la soledad
al camino de la transparencia y la limpieza
he vuelto a los lugares inéditos
donde miedos milenarios pugnan por salir.
he vuelto
yo lo sé,
a la angustia de una noche que se acaba,
al poema terminado,
al silencio,
a mi vida.
●
la casa
nuestra casa,
hoy es
un libro,
una flor,
un bosque
y un río.
es un amigo,
un saludo,
música ligera
en soledades
invernales;
y es
tu mano en la mía
juntos,
tu cuerpo y yo.
●
de día
mi cuarto es primavera
de flores y rosas
y
cuando llega la noche
es aquel viejo reloj
cansado y sin horas
que espera,
y simplemente espera
al tiempo
que viene en mi contra.
es sólo el tiempo
que viene en mi contra
y no me deja morir
porque
ya noya no le temo a la muerte
pues
sentada junto a ella
hoy
ya no tengo
la culpa
de
sentirme sola.
Poemas del libro En mitad del camino recorrido (1989).
Ref. Vomité Un Conejito
(Fuente: Veamos quien es Raúl Racedo)
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