Cuenco II-1
(este texto es un fragmento del segundo movimiento del poema/libro Cuenco, 1985-1989)
Bien vale por Mandelstam, o por la fina aguja
De Auden, que no creyó en sus héroes
La severa aventura hacia
La poesía. Una renuncia bajo palabras que sofoquen
La sintaxis, y más allá, sobre las visiones
No resueltas. Aún no — no hubo imagen, idea perfilada
Como barbilla. Y la contagiosa
Ilusión hacia su belleza,
Tira de mí. La canción tira de mí.
La imagen puede comenzar con la descripción de una pluma
Luego, la sintaxis-el orden de la arena
la huida de los estratos
Puede conducirnos
Hasta la cabeza del promontorio y ver
En la marea el lugar que ha dejado la marea.
Me levanté
estaba el mar
luz y mal cuerpo de allí en la costa golpes
de oleaje a golpes llegaba
el aire pesado a algas secas
allí desembocaba el aire todavía cansancio
El horizonte coagulado en los nimbos —
el horizonte sembrado flotando
en él, islas,
todas con sus lomos altos
se mostraba el torso desnudo de todo:
los promontorios la playa dos jóvenes
el brillo de la trenza
hasta el pezón brillaba
como una boya
a su alrededor los veleros
rotos, y amotinadas las gaviotas
sus gritos las olas
acaba el día
acerca la hora del pescado.
Sobre la vigilia el hambre
de ruta, la bruma y su itinerario —
Yo hurgaba por las gruesas algas del puerto
en las algas
igual que el cangrejo
Con el paso hacia atrás bajamar
llegando al sitio
y a la fórmula
Bajamar que aprieta
y empuja, la bajamar obliga
A doler desnudo.
Y una luz en penumbra
Rompió el techo a regar
Nosotros con el pelo empapado
Por el paseo pisando higos hasta la mañana
A escuchar tu cuenco lleno
Entre tus piernas suavísimas
hasta la púa
Y la luz de la penumbra
bajo la hoja de la higuera tira de mí, la canción tira de mí.
en Cuenco (Fundación Jorge Guillén, Diputación de Valladolid, 1995).
(Fuente: Asamblea de palabras)
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