EL CENTRO
Escribo en el centro de la página
como quien invita a un desconocido
a volver dentro de sí
tal vez sea el camino del cielo prometido
o del almacén de ramos generales
vaya a saber
escribo en el centro
pero no como el Talmud
simplemente escribo porque no encuentro otro camino
y aún así
un día me sorprendo en las orillas
igual que las glosas que crecen como cardos
alrededor de la vid.
LA PICO DE LORO
Cuando el Ford V8 cayó en la vizcachera
la costura del tanque de nafta se abrió en dos
cayó el río
lo remendamos con chiclets adams
hasta suncho corral en santiago del estero
un pueblo
debajo de otros pueblos como todos los pueblos
que deambulan por arriba del abajo
de los cielos
el límite son granos de arroz
en el centro el surtidor esso sin manguera
alrededor las cluecas
alcanzame la pico de loro
dijo papá y se secó la frente
eso es todo
poesía.
PROBÁ VINO DE LA COSTA
DIJO MANUEL PUIG
Apenas vi “La ventana indiscreta”
en el cine español al aire libre de Formosa
apareció Grace por la puerta de tablones de Berisso
era una casa chorizo sin gas
flotaba sin ladrillos como flotan los poetas los maíces
bienvenidos al hogar
yo estaba enfermo
con un yeso en cada pierna del corazón
también hambriento en los brazos
es decir hecho mierda
Grace igual que Petronila cuando abre la puerta del fondo
cortó los bichos azules del parral
dice probá
ay mi Petronila mi Cata mi madrina yegua
probá dice todavía en plena guerra de litio
probá el vino de la costa
la Isabella le dicen los estudiosos
es medio amargo y dulce fuerte
como rendijas
cuando sopla el angélico entre maderas
precarias
probá
no seas tonta
no escondas
la culpa
el yeso de ser
el rastrojo de qué
EL HOMBRE QUE PELEÓ CON DIOS
De los treinta y seis justos que sostienen el mundo
mi padre
peleó con Dios
Todas las almas de su alma se encendieron
como piñas de pino
crujieron las palabras de la Biblia
como huesos amantes en fuego negro
crujieron los abrigos los zapatos de nieve
crepitaron las diez hectáreas de trigo a lo largo del Prut
el temblor fue un ángel negro y pesado
sobre la escuela Teodoro Hertzl
mi padre callaba y su voz ardía
nos curaba las rodillas y alimentaba el fuego
nos bañaba y alimentaba el fuego
nos llevaba en brazos y alimentaba el fuego
el temblor del fuego de mi padre velaba por nosotros
los 150 salmos del fuego del exilio de mi padre
se miran entre sí
no pueden reunirse en familia
y ya no sé padre mío si escribo de tu fuego
o del fuego de la humanidad
no sé en qué rincón del Pentateuco
se encripta el reclamo de los justos
o si debe guardarse como leña que no arde
sólo para Iamin Noraim
Fueron días y días de acorralar a Dios contra las púas
hasta que el fuego se volvió rojo
después azul y luego blanco
entonces
recién entonces
mi padre se entregó
Gringa formoseña,
Ediciones en Danza,
Buenos Aires, 2021
(Fuente: Otra iglesia es imposible)
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