¡Ay basas de marfil, vivo edificio...
obrado del artífice del cielo;
columnas de alabastro, que en el suelo
nos dais del bien supremo claro indicio.
¡Hermosos capiteles y artificio
del arco que aun de mí me pone celo!
¡Altar donde el tirano dios mozuelo
hiciera de sí mismo sacrificio!
¡Ay puerta de la gloria de Cupido,
y guarda de la flor más estimada
de cuantas en el mundo son ni han sido!,
sepamos hasta cuándo estáis cerrada
y el cristalino cielo es defendido
a quien jamás gustó fruta vedada.
(Fuente: Asamblea de palabras)
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