Rey de ojos grises
Gloria a ti, dolor inconsolable!
Ayer murió el rey de ojos grises.
En la tarde otoñal sofocante y púrpura,
mi esposo regresó y dijo con voz calma:
«¿Sabes?, lo trajeron de la cacería…
Encontraron su cuerpo junto a un viejo roble.
¡Me da pena la reina, la pobre, tan joven…!
En una sola noche blanquearon sus cabellos».
Tomó su pipa de la chimenea
y salió a su trabajo nocturno.
Y yo fui y desperté a mi hija
y miré en sus ojos grises.
Bajo mi ventaja susurraba al álamo:
«Ya no pisa la tierra tu rey…»
Tsárskoye Seló, 11 de diciembre de 1910
(Fuente: Biblioteca Ignoria)
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