Estaciones
Aunque el deseo entre ellos deba morir finalmente,
incluso eternos enamorados dicen eso, y aunque el deseo de ellos
en un cuarto llamado declinación, pequeño y desnudo
al que entramos por una puerta vieja que chirría. Allí
nos desvestimos, ignorando la opaca mirada del espejo.
Allí nos abrazamos. Las estaciones avanzan – del
frío paralizante del invierno a los racimos de ciruelas, oscuras
y apetitosas – del verde vivo del verano a las manzanas maduras,
brillantes bajo el sol. Entonces las ramas sin savia
se tensan e inflaman de nuevo ante las rosas fragantes
que asienten, rojas, naranjas y amarillas, susurrando.
La gran aventura de la tierra se extiende un año más.
Pero no puede igualar a la nuestra. Nosotros nos aferramos
a nuestra propia primavera, aun en el aire rancio, mustio,
detrás de esa puerta estrecha – dos sublimes criaturas esbeltas.
.....
(Traducción y fuente: Gerardo Arturo Gambolini)
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