MIEDO
Miedo es la noche cuando pasa por la garganta,
el tiempo echado a la espalda,
madrugar
sin dar la luz
en la herida,
sonar el despertador
a la hora de ser adulto
sin parada posible.
Miedo es nuestro nido de silencios
dándonos sombra.
Miedo es la mar metida en un pozo.
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CARTA A TELÉMACO
Te escribo en el silencio de la noche
donde los corales espesan y brillan,
mientras nuestros remos azotan hasta partirse,
madera vagabunda flota hacia una costa cualquiera.
Peces desorientados chocan contra el casco,
los niños lloran por el ruido de los golpes.
El cuerpo frío se encaja en el espacio,
hierba helada creciendo en cubierta.
No me busques al amanecer,
las gaviotas de salvamento hacen fotos aéreas para los periódicos.
No vengas a buscarme.
Inevitablemente oirás las sirenas de la guardia costera
y si aún vives,
sentirás la traición de la estrella del Norte cantando su promesa.
He visto la puesta del sol
cómo varaba una embarcación agónica en la playa de Séfiros.
Dile a tu madre que teja una mortaja con el mapa de Europa,
ya que en alguna coordenada tendrá que bordar el punto
en el que dejaremos la vida.
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MAR DE CEREAL
El trozo de pan que flota entre las algas
se lo come el vaso del trilero.
Cresta de espigas en el lomo del pescado.
Alrededor del palangre,
floreros de garganta ancha llenos de hambre.
Así sucedió mientras miraba en el fondo.
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SÉ DE OLAS que engullen,
que tragan cuerpos enteros,
se alimentan de pieles inmaduras
que aún guardan el olor de la leche,
y se comen los barcos con el hueso.
No es ola,
es estómago insaciable,
órgano ansioso,
conciencia vacía.
Quiero un mar de líquido amniótico
donde estos cuerpos lacerados volvieran a formarse
y llegaran a la orilla de la playa a nacer,
y nosotros en tierra fuéramos su próximo regazo.
De Quién anda en la playa
Bermingham
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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