miércoles, 11 de marzo de 2020

Raúl Gómez Jattin (Colombia, 1945 - 1997)



Oh Dios


Tú que no existes
eres afortunado
de no tener que cuidar
todo el género humano
En cambio yo
muero cada día
Con el dolor del loco
que destruyen los otros
Con el mendigo muero
Con el enamorado sufro
Sufro
Con la mujer confinada
en un bar musical
Lloro
y vuelvo a estar solo
a comer el agrio pan del exilio
entre tanta gente
que a veces amo.





El Dios que adora

 

Soy un dios en mi pueblo y mi valle
No porque me adoren  Sino porque yo lo hago
Porque me inclino ante quien me regala
unas granadillas o una sonrisa de su heredad
O porque voy donde sus habitantes recios
a mendigar una moneda o una camisa y me la dan
Porque vigilo el cielo con ojos de gavilán
y lo nombro en mis versos  Porque soy solo
Porque dormí siete meses en una mecedora
y cinco en las aceras de una ciudad
Porque a la riqueza miro de perfil
mas no con odio   Porque amo a quien me ama
Porque sé cultivar naranjos y vegetales
aún en la canícula   Porque tengo un compadre
a quien le bautice todos los hijos y el matrimonio
Porque no soy bueno de una manera conocida
Porque amo los pájaros y la lluvia y su intemperie
que me lava el alma  Porque nací en mayo
Porque mi madre me abandonó cuando precisamente
más la necesitaba   Porque cuando estoy enfermo
voy al hospital de caridad   Porque sobre todo
respeto sólo al que lo hace conmigo   Al que trabaja
cada día un pan amargo y solitario y disputado
como estos versos míos que le robo a la muerte


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