BIENES SEMOVIENTES
Una soleada y ventosa tarde de abril, entre risas de mayores y jolgorio de chiquillos, los mozos lo corrieron a pedradas del pueblo y nadie volvió a verlo jamás. Meses más tarde, cuando la enfermedad se había adueñado de toda la comarca asolando villas y ciudades, cuando ya los muertos sin enterrar se apilaban en cunetas y vertederos porque no había vivos suficientes para darles sepultura, entonces supimos que era aquél el Sagrado Perro Sarnoso que había venido a llevarse la primera rata infectada.
(de Exogamia, Ediciones Liliputienses, 2017 )
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