miércoles, 25 de marzo de 2020

Derek Walcott (Isla de Santa Lucía, Antillas, 1930 - 2017)


SIGA LA FLECHA



                             "si esto fuera un retrato
                             se dejarían los claroscuros para el final"


Es como cortarse las uñas con un alicate
en un taxi en movimiento; el conductor escucha
el sonido de las cutículas quebrarse y llenar
el asiento del pasajero de una inescrupulosa
lluvia de restos de vos, que ya no servirán
para rascarse el cuero cabelludo cada vez
que sobreviene un repentino ataque de vergüenza
ajena, y de la otra, por constatar lo que sucede
en un más allá de la ventanilla del vehículo.
Como la señal luminosa de salida de un cine
para que no pierdas el camino, antes de extraviarte
entre la gente. Siga la flecha. Repasar, enumerar
una lista fantasma de conductas abandonadas
por el retrovisor del chofer, que observa lo mismo
que vos para obtener sólo el treinta por ciento
de tu destino, cuyo nombre son números
cruzados en las esquinas y puertas de las casas.
De pronto te convertiste en un pez en la pecera
que abre la boca y la cierra para tomar aire,
porque las cosas nunca pueden ser distintas
de lo que son, aunque se presenten con ropa
de calle y pregonen la retórica del encarcelamiento,
mucho menos mostrándote como un cliente fugaz
que ve por primera vez lo que otros deciden
quitar de su vista, al voltear la cabeza, sacarla
de campo igual que en una película de un primer
Wenders, y encontrar la foto de tu hija incrustada
como camafeo en el interior de la billetera.

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