¿Me amas?
él reía con ganas.
Estábamos los dos solos, en fin,
solos con Dios. Y sin embargo
él puso su mano en la mía
y me habló largo rato;
después me dijo: «¿Me amas?».
«Sí, más allá del amor.»
«Y por tanto —dijo—, ¿me deseas?»
«Todo en ti es deseable.»
«Teme entonces a Dios y olvídame.»
«Si mi corazón quisiera obedecerme…»
(Fuente: Asamblea de palabras)
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