Lo que nos dicte el alma
HAREMOS, como quien dice, lo que nos dicte
el alma, cuya voz emerge desde un helado
antepecho. Pese a todo se elige siempre entre
acción y amnesia, o desde ese bello glosario
hecho para imágenes de piedra o de madera.
Una envoltura perfecta puede ser una página
del diario de ayer para el pájaro que hallamos
muerto cada día en nuestra propia puerta.
Enceguecedora suele ser la luz si se la invoca
demasiado hasta que llega al infierno mismo
del poema. Nadie se acerca a la esencia de las
cosas por venir: colmadas desde siempre de
lo que nunca habrá sido, ese vértigo vaciado
en un solo respiro, en medio de esta danza
loca que no cesa.
ANTES recorríamos los bordes sin urgencias,
o dormíamos boca abajo, respirando la tierra,
su inhumano perfume. A veces cada profecía
se cumplía más allá de la palma de una mano,
navegábamos por nuestro Níger en barcazas
de papel. El pasado nos encontraba con el torso
desnudo, indiferentes ante la transformación
de los cuerpos, en tres escenarios desérticos
como los de un film. Dios, en ocasiones, nos
daba a elegir: o esa cura definitiva que olía a
esparto quemado, moler el grano fugaz en
morteros convexos, o dar forma a una materia
difusa para hacerla perfecta cada día un poco
más. Dejaba incluso a los amantes la elección
del punto de partida, en un silencio espartano,
con la pregunta entre los labios por los dones
de toda oscuridad.
DE este tiempo caduco que nadie nombra
o desmiente —fondeadero donde una barca
se desguaza, estepa con una sola casa,
surco con la huella inmemorial del jornalero—,
extraeremos la piedra y la arrojaremos al mar.
Con nuestra ropa más negra hoy saldremos
a desandar la ciudad. Un pájaro boreal anidará
en nuestro ojo más diestro: qué ver y qué no
de esa primera mitad. Tarde se descubre que
la canalla es artera: confisca y oculta en una
sola jornada nuestra parte más sagrada,
aquella que extraída de oscuros socavones
convertimos en carnoso fruto, exquisito,
duradero.
de "Del cultivo de sí como un árbol de costumbre" Barnacle 2022
(Fuente: El Poeta Ocasional)
De: "Del cultivo de sí como un árbol de costumbre", Barnacle, 2022
MARCELO RIZZI
(1961, Rosario, Santa Fe)
Estudió Historia y Filosofía en la Universidad Nacional de Rosario.
Es poeta, traductor y diseñador gráfico. Ha sido traducido al inglés y
al italiano.
Le fueron publicados poemas en revistas de España, Inglaterra, Chile y
México. Recibió el Segundo Premio del Concurso Felipe Aldana de la
Editorial Municipal de Rosario, en 2007.
Publicó: Del cultivo de sí como un árbol de costumbre (Barnacle, 2022),
Prosa Bisiesta (a Capela ediciones, 2021),Driftwood (Barnacle, 2020),
Los saberes esenciales (En Danza, 2019), El libro de los helechos
(Barnacle, 2018), La destrucción (poesíaargentina.com, 2014), La isla de
los perros (Alción, 2009), Casa incompleta (Editorial Municipal de
Rosario, 2007), Sinopie (Melusina, 2003) y El comienzo oblicuo de todo
desorden (Debolsillo, Barcelona, 2001).
(Fuente: El Poeta Ocasional)
De: "Del cultivo de sí como un árbol de costumbre", Barnacle, 2022
MARCELO RIZZI
(1961, Rosario, Santa Fe)
Estudió Historia y Filosofía en la Universidad Nacional de Rosario.
Es poeta, traductor y diseñador gráfico. Ha sido traducido al inglés y
al italiano.
Le fueron publicados poemas en revistas de España, Inglaterra, Chile y
México. Recibió el Segundo Premio del Concurso Felipe Aldana de la
Editorial Municipal de Rosario, en 2007.
Publicó: Del cultivo de sí como un árbol de costumbre (Barnacle, 2022),
Prosa Bisiesta (a Capela ediciones, 2021),Driftwood (Barnacle, 2020),
Los saberes esenciales (En Danza, 2019), El libro de los helechos
(Barnacle, 2018), La destrucción (poesíaargentina.com, 2014), La isla de
los perros (Alción, 2009), Casa incompleta (Editorial Municipal de
Rosario, 2007), Sinopie (Melusina, 2003) y El comienzo oblicuo de todo
desorden (Debolsillo, Barcelona, 2001).
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