jueves, 9 de junio de 2022

Esther Cabrales (Madrid, España, 1973)

 

UN POEMA DE LENGUA MUERTA

 

 

 

 

EL CUENTO MÁS TRISTE DEL MUNDO

 

 

 

El narrador de esta historia

no sabe que existe.

Ignora que de él depende

el presente de las criaturas,

el pasado, el futuro incierto de los días.

El narrador omnisciente

bien podría ser un repugnante

insecto, un anodino dios

que hace deshace enreda desentraña

manipula crea anula

este pequeño universo que soy

que somos que eres que son.

Tiene el demiurgo un rostro animal,

manos de princesa, alma de escarabajo,

voz de narval

y un cuerno alzándose en su hocico

donde revolotean hastiados pájaros belicosos,

El narrador de esta historia no sabe

que no sé que existe.

No sabe que no sé que existo.

No sabe nada.

Él sólo ordena el caos que represento

y separa las ideas de la materia:

en la balanza, ganan ellas.

Tiene el demiurgo cita con el mal,

que le espera, impaciente,

en el bellísimo lugar convenido,

esa esquina de la ciudad que somos,

punto estratégico de encuentros imposibles.

Solo quieren charlar, pasar el rato, jugar,

Llevan a rastras toneladas de mí

de ti de nosotros de ellos y ríen a carcajadas

en aquella esquina

al contemplar los restos desperdigados

como basura limpia y ríen,

ellos ríen a carcajadas.

No saben que no sé

que saben que no sé,

y río a carcajadas.

Desperdigada por el suelo

río y escribo el cuento más triste del mundo.

 

 

 


Lengua muerta

 

Editorial Páramo

 

(Fuente: Papeles de Pablo Müller)



 

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