UN POEMA DE LENGUA MUERTA
EL CUENTO MÁS TRISTE DEL MUNDO
El narrador de esta historia
no sabe que existe.
Ignora que de él depende
el presente de las criaturas,
el pasado, el futuro incierto de los días.
El narrador omnisciente
bien podría ser un repugnante
insecto, un anodino dios
que hace deshace enreda desentraña
manipula crea anula
este pequeño universo que soy
que somos que eres que son.
Tiene el demiurgo un rostro animal,
manos de princesa, alma de escarabajo,
voz de narval
y un cuerno alzándose en su hocico
donde revolotean hastiados pájaros belicosos,
El narrador de esta historia no sabe
que no sé que existe.
No sabe que no sé que existo.
No sabe nada.
Él sólo ordena el caos que represento
y separa las ideas de la materia:
en la balanza, ganan ellas.
Tiene el demiurgo cita con el mal,
que le espera, impaciente,
en el bellísimo lugar convenido,
esa esquina de la ciudad que somos,
punto estratégico de encuentros imposibles.
Solo quieren charlar, pasar el rato, jugar,
Llevan a rastras toneladas de mí
de ti de nosotros de ellos y ríen a carcajadas
en aquella esquina
al contemplar los restos desperdigados
como basura limpia y ríen,
ellos ríen a carcajadas.
No saben que no sé
que saben que no sé,
y río a carcajadas.
Desperdigada por el suelo
río y escribo el cuento más triste del mundo.
Lengua muerta
Editorial Páramo
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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