lunes, 5 de julio de 2021

Maribel Andrés Llamero (Salamanca, España, 1984)

 

 

PUESTA DE SOL

 

Solo se yerguen en los campos de Castilla,
apuntando al cielo, los cementerios,
la verticalidad del ciprés y de la cruz.

Cómo no se ha de morir un mundo
ya todo horizontal. 
 
 

NUESTROS ERAN LOS BOSQUES

 

Al atardecer ya éramos otros
los que transitaban el sendero de antes.
Fue aquel pueblo isla primera
que abarcamos con los pies y con las dudas,
tras haberla sentido tanto
territorio hostil.
Extraviamos en el monte a las abuelas,
porque la libertad era perder
las horas vagando solos,
mientras tardos y seguros
como quejigo frente al aire, roble,
nos enderezábamos

Se burlaban de nosotros aquellos
que amanecían entre osos pardos.
Pero estábamos aprendiendo a enfrentar
al animal que ladraba y respetaba
el refugio donde moría una niña;
en nosotros estaban creciendo
también los bosques.
Donde el ganado abreva hemos jugado,
nos hemos regado con su saliva;
hemos visto a los perros engancharse.

En el verano del noventa y ocho
empezamos a soñar los besos
que aún tardaríamos en dar,
mientras entreteníamos la boca
estallando higos,
y en ese gesto sensual estaban
las primeras ascuas de las brasas.
Los labios manchados de moras
delataban al ladrón de zarzas,
al que había tenido que herirse
para morder:
ahora existía el cuerpo.
No podría repetir ninguna de las frases
de aquel estío, pero sé
que renunciamos entonces
a las señas del campamento,
esperando descubrir las palabras
que nos abrieran otras puertas.
 
 
 

Los poemas seleccionados pertenece al poemario “Autobús de Fermoselle” (poesía Hiperión)

 

(Fuente: Aire nuestro)

 

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