viernes, 22 de julio de 2022

Pedro Antonio González (Chile, 1863 - 1903)

 


SIQUIS

I

Yo soi la diosa del bardo excelso de alas inquietas
que como el cóndor bate i empuja los huracanes.
Yo enciendo arriba las nebulosas i los planetas:
yo enciendo abajo los corazones i los volcanes.
 
Yo tiño de oro, de ópalo i nieve las mariposas
de las riberas, de las colinas i los oteros.
Yo abro i desplego, para los nimbos de las esposas,
los azahares de que se cuajan los limoneros.
 
Yo hago aurorales con la lejana, tremula orquesta
de los olivos, de los laureles i de las palmas;
con el perfume de los miosotis de la floresta;
con la miel rubia que el primer beso vierte en las almas.
 
 
II
Oh bardo mio. Yo abro tus alas, yo las esplayo.
Yo hago a mi soplo bullir tu sangre, vibrar tus nervios;
i como audaces aguilas raudas que aman el rayo,
brotar sin tregua de tu arpa de oro versos soberbios.
 
Son el gran templo de mi gran culto las lejanías;
i son mis aras inmaculadas los montes rubios;
i son mi coro los golfos roncos de olas bravias,
i son mi veste las nieblas vagas llenas de efluvios.
 
i es mi incensario cada entreabierto, pálido lirio;
i es mi tributo la yema virjen de cada brote;
i es cada estrella de rayos de oro mi sacro cirio,
i es cada bardo de alas de fuego mi sacerdote.
 
 
III
Oh bardo mío -Tú amas las blondas virjenes pálidas
de ojos azules, turjidos senos, mórbidos músculos.
Tu les envias epitalamios de estrofas calidas
sobre las alas del aura errante de los crepusculos.
 
Yo trazo i fijo, bajo su peplo de aurino tizne,
en sus caderas, llenas de ritmos i de aleteos,
i en los contornos de su garganta de blanco cisne,
las raudas curvas enjendradoras de los deseos
 
Yo desparramo sobre tus sienes, oh bardo mío
toda la espuma del arjentino lago cástalico,
cuando tu arrancas,-en tu nostaljia de Dios sombrío-
de tu arpa de oro las notas locas del tripentalíco.
 
 
IV
Yo soi la Diosa de las azules, diáfanas calmas
yo soi la Diosa de las tremendas, pálidas iras:
lanzó a mi antojo rayos i sombras sobre las almas;
rafagas de auras i de huracanes sobre las liras.
 
Yo soi la Diosa de la Esperanza.-Yo dicto al bardo
idilios dulces, silvas ardientes, himnos risueños,
llenos de aromas de almendro i
rosa, de malva i nardo„
cuando florece la blanca estrella de los ensueños.
 
Yo soi la Diosa de la Nostaljia.-Yo soi neurótica.
Yo dicto al bardo versos que rujen como aquilones,
cuando la noche del desengaño,-noche caótica,-
cubre su frente de Dios proscrito con sus crespones.
 
Yo, silenciosa, cuando de su alma se va el sosiego,
toco sus labios, los enmudezco, los aletargo;
i esparzo en ellos soplos de orjia, llenos de fuego;
i los inflamo con sed divina de ajenjo amargo.
 
 
VI
Oh bardo mio -Yo soi la Diosa que amante puebla
de apariciones de blancas alas tu alma sombría,
cuando en los golfos de sus azules mares de niebla
el sacro ajenjo pasea en triunfo tu fantasía.
 
Orlan la espuma del sacro ajenjo los soles blondos
que entre las sombras crepusculares del cielo opaco,
surcan al ritmo de misteriosos compases hondos,
como bandadas de cisnes de oro, por el zodiaco.
 
En torno tuyo,-como un enjambre de ajiles garzas,-
hace su espuma danzar al ritmo de alegres liras,
deslumbradoras, vertijinosas, raudas comparsas
-de bayaderas, i de bacantes i de hetaíras.
 
Y tu embriagado llamas al Númen. Cantas la copla
del coro inmenso del himno eterno de los edenes.
Brotan estrellas dentro de tu alma. Desciende i sopla
un viento estraño de apocalipsis sobre tus sienes
 
 
 

UN LIBRO 

 

Lo leí Lo hallé au laz. Lo hallé soberbio.
La idea estalla. La palabra quema
Es todo vibración. Es todo nervio,
Es doctrina. Es protesta. Es anatema.
 
Es música i relámpago. Es magnífico,
Hai algo en el de los empujes grandes
de las olas hirvientes del Pacifico,
de los volcanes rojos de los Andes,
 
Hai algo en el del jigantesco choque
entre la evolución i el retroceso.
Hai algo en el del formidable toque
de la gran marsellesa del progreso.
 
Él, sin careta, la verdad pregona
para que rauda i triunfadora vibre,
o empuñe el cetro, i ciña la corona,
i haga del alma esclava una alma libre,
 
Es la ciencia inmortal su fe mas bella,
porque la ciencia hará, por donde avanza,
que miéntras en el cielo haya una estrella
haya sobre la tierra una esperanza.
 
En las pálidas noches sin alegros
en que apure sus pajinas altivas,
yo me olvide de mis ensuenos negros,
yo me olvide de mis nostaljias vivas.
 
En vano insulta la caduca secta
que unje tiranos i verdugos nombra
i hace del alma augusta un alma abyecta,
sus pajinas de luz desde la sombra.
 
Ella en vano le grita: Vade retro
desde la noche de su triste ocaso.
Él lleva la corona. Él lleva el cetro.
i el siglo diezinueve le abre paso.
 
Es la ciencia el gran sol. En su odisea
la ciencia hará que entre jigantes odas,
juntas comulguen una misma idea
al pie de un mismo altar, las razas todas.
 
 
 

DERECHO Y FUERZA

I
No es la Fuerza brutal el diós que lucha
por la luz clel cerebro que concibe
Es el Derecho América lo escucha
Es el Derecho América lo escribe!
 
II
Sinaí de la idea,
ella levanta sus eternos montes
entre nubes
rayos i huracanes.
América rodea
de una aurora sin fin sus horizonte
 
III
No es la Fuerza brutal la gran conciencia
de un pueblo varonil, de un pueblo bravo.
Ella es la gran demencia
de un pueblo sin honor, de un pueblo esclavo.
Es el Derecho su conciencia augusta.
Es el Derecho su fecundo verbo.
ÉL hace soberana, el hace justa
la cólera del siervo
 
IV
Hoi una secta alborotada i loca,
al ver que su poder ya se derrumba,
para salvarlo evoca
la fantástica sombra de una tumba.
 
Hoi una secta, alborotada impía,
-la vieja secta de misal i cirio-
alza la piedra de una tumba fría,
hace un dios de una sombra en su delirio
 
V
No es el santo respeto a la memoria
de un hombre ilustre el móvil que hoi
la lleva delante de la tumba que profana.
 
Ella teme a la historia.
La historia es juez que humilla
i juez que eleva ella será
el gran reo de mañana 
 
VI
El móvil que hoi la lleva ante una tumba,
es el anhelo insano
de que a un viejo ideal que se derrumba
le cante Hosanna un pueblo soberano.
 
VII
América no ha escrito en su ancha ruta
que Chile cante i vibre
la apoteoósis de la Fuerza bruta
Chile es pueblo inmortal Es pueblo libre
Es la patria del cóndor de los Andes
Es el obrero de la eterna idea
Marcha en las filas de los pueblos grandes
Su anhelo a lo infinito,
en cada etapa audaz de su odisea
esta con cien relampagos escrito
 
VIII
Chile inmortal No temas Adelante
Harás polvo el obstáculo a tu paso,
bajo el hacha jigante
de tu robusto, formidable brazo.
A un tiempo dogma i voz, doctrina i hecho,
tú vencerás en el combate rudo
Tú vencerás porque será el Derecho
tu metralla, tu lábaro i escudo.
 
 
 

A CUBA

En Su Revolución Emancipadora

1895

I
Salve , Cuba inmortal, a tus titanes
Ellos de pie desplegan tu bandera,
al soplo de tus roncos huracanes,
sobre cada peñón de tu ribera
 
Ellos cantan de pié tu himno guerrero
sobre cada peñón de tus confines.
i hacen temblar el despotismo ibero
con la marcha triunfal de sus clarines.
 
Salve. Cuba inmortal, a tus titanes
Ellos baten de pie sobre la arena,
al sangriento fulgor de tus volcanes,
bajo la tempestad, su ancha melena.
 
Ellos de pie tu inspiración reciben.
i con el alfabeto de la gloria
sobre tus rocas de granito escriben
la página más grande de tu historia
 
 
II
Cuba inmortal, El cóndor de la América,
a través de tus vastos horizontes,
remonta el vuelo con pujanza homérica
sobre las cumbres de tus agrios montes.
 
Bajo el lóbrego manto de la bruma.
sobre tus riscos ásperos, a solas,
sacude con estrépito la espuma
con que sus alas salpicó en las olas.
 
El raudo cóndor de los altos Andes
anhelan contemplar cómo batallan
en el palenque de los dogmas grandes
los pueblos indignados cuando
estallan.
 
Está contigo el sacrosanto Verbo.
Ya es tiempo de que enciendas tus enconos;
y al orbe pruebes cómo un pueblo siervo
rompe cadenas y derrumba tronos
 
III
Cuba inmortal La fiera tiranía,
sin oír tus recónditos suspiros,
urante cuatro siglos de agonía
a saciado en tu sangre sus vampiros.
 
Las llanuras de límites remotos
donde hoy la espada del derecho esgrimes.
están cubiertas de cadalsos rotos
y de tumbas de mártires sublimes.
 
Cada lóbrego monte solitario
donde hoy flamean tus pendones fijos,
evoca el cruento, bárbaro calvario
de tus más grandes, más ilustres hijos
 
Hace ya cuatro siglos que desmayas,
devorando tus lágrimas a solas.
Hace ya cuatro siglos que en tus playas
rugen de rabia y de dolor tus olas!
 
IV
Cuba inmortal Al huracán deshecho
entona el himno de la lucha homérica.
Es tu causa el gran dogma del derecho.
Ponte de pie. Contigo está la América!
 
Tu grito audaz la América conmueve
de montaña en montaña soberana.
Es la gran voz del siglo diecinueve.
Es la gran voz de la conciencia humana
 
Ya es tiempo de que enciendas tu odio bravo
y de que el rayo de tus iras vibres;
y al orbe pruebes cómo un pueblo esclavo
empuña el cetro de los pueblos libres.
 
Si el desfino es adverso, no te asombres.
Siempre en las gigantescas odiseas;
al rodar con estrépito los hombres,
forman constelaciones las ideas.
 
Si el golpe rudo del destino adverso
fus legión de titanes hoy derrumba
verá brotar mañana el universo
una legión de dioses de su tumba!
 
V
Salve, Cuba inmortal Faltaba sólo
el episodio que tu lucha encierra
a la epopeya que de, polo a polo
la América escribió sobre la fierra.
 
Sólo tu voz faltaba a los cantares
que en su ancha senda de brillantes rastros,
la América en la lira de sus mares
entona el porvenir bajo los astros.
 
Cuba inmortal. La libertad sagrada
es el gran sol que el universo anima,
Los pueblos que saludan su alborada,
la saludan de pie desde la cima
 
 
πre
OBRA: Ritmos(1895)
Poesías(1905)
El Monje(1919)
RÍOS√2022
 
(Fuente: Marcelo Sepúlveda Ríos)

 

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