YA SÉ...
Ya sé, ya sé
que la maravilla de la tierra,
que esa preciosa copa
labrada de cristal
no es más nuestra
que el aire,
que las estrellas,
que los nidos
que cuelgan en el alba.
Ya sé, ya sé
quién es el dueño de la copa.
Pero con pie ligero — adelante— , como alta torre
—a la altura del águila— ,
y con el ala, se protege la copa
de la boca rosada, temible,
de Dios.
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en Anna Ajmátova y Marina Tsvetáieva, "El canto y la ceniza. Antología poética", Debolsillo, Barcelona, 2010. Trad. de Monika Zgustova y Olvido García Valdés.
(Fuente: Jonio González)
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