lunes, 25 de julio de 2022

Cesare Pavese (Italia, 1908 - 1950)

 

Revuelta

 
 
 
 
Aquel muerto fue tumbado y no mira las estrellas:
tiene los cabellos pegados al pavimento. La noche es más fría.
Los vivos regresan a casa estremecidos.
Es difícil andar con ellos; se desbandan todos
y uno sube una escalera, otro baja a un sótano.
Hay alguno que sigue hasta el alba y se tira en un prado,
bajo el sol. Mañana, alguno reirá burlonamente,
desesperado, en el trabajo. Después, pasa también esto.

Cuando duermen, parecen el muerto: si hay una mujer,
es más pesado el olor, pero parecen muertos.
Cada cuerpo tumbado se aprieta a su cama,
como al pavimento rojo: la larga fatiga,
desde el alba, bien vale una breve agonía.
Sobre cada cuerpo coagula una suciedad oscura.
Solamente aquel muerto está tendido bajo las estrellas.

Parece muerto también el montón de andrajos que el sol
calienta fuerte, apoyado en una parecita. Dormir
en la calle demuestra fe en el mundo.
Hay una barba entre los andrajos y la recorren moscas
que tienen trabajo; los que pasan se mueven en la calle
como moscas; el andrajoso es una parte de la calle.
La miseria recubre de barba la risa burlona,
como una hierba, y da un aire tranquilo. Este viejo
que podría morir tumbado, ensangrentado,
parece en cambio una cosa y está vivo. Así,
menos la sangre, cada cosa es una parte de la calle.
Y en la calle las estrellas han visto la sangre.

 

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