tres poemas
Están sentados...
Están sentados
el uno frente al otro
ella piensa
qué maravilloso es él
beben
al otro lado de la ventana está oscuro
la noche rodea la ciudad
ocupa las calles
ahuyenta a los transeúntes
de repente
él busca en su interior
saca un sapo
ella mira
no puede creerlo
saca cucarachas
un puñado
pulpos pólipos
arañas
salen solos
reptan
se apresura
porque todavía
queda mucho
las apestosas zapatillas de un vagabundo
el saco podrido de una mendiga
enanos repugnantes
vampiros
brujas
la mesa a la que están sentados
(con una botella vacía como naturaleza muerta)
toma vida y se mueve
el sapo croa
las cucarachas culebrean
las arañas rebosan de veneno
entre tóxicos efluvios
él da vueltas
balbucea
con las fuerzas que le restan
da tumbos hasta la calle
desaparece
arrastrando los pies
~
Nuestros muertos...
Nuestros muertos
qué poco les importa ya nada
son fríos
indiferentes
no hacen preguntas
se mantienen apartados
siempre en el mismo lugar
callan
~
Es allí...
es allí-
dijo una voz
miré a mi alrededor
no veo nada -respondí
creo que quiso decir
escucha la voz que hay en tu interior
no la silencies
con tus propias palabras
Versiones de Abel A. Murcia Soriano
A media voz
(Fuente: La comparecencia infinita)
No hay comentarios:
Publicar un comentario