1
Quien no quiera despertar
que vuelva al letargo
de los moluscos
y se hunda en agua con sal,
que se ablande,
se vuelva tibio.
Que deje al que despierta
tener la consistencia de una roca,
el brillo del acero.
Que lo deje precipitarse
al murmullo de las calles,
ser fugitivo y rápido.
Caer por su propio peso.
2
Quien no quiera despertar al deseo
que agite su cuerpo entero
contra un molino de viento
y se haga aire,
que se haga de sus tendones arcos
y de sus rodillas, morteros.
3
Quien no quiera amar
que crezca clavos por dedos,
que haga de sus pies raíces,
de sus hombros, viga.
Pero que deje
a los amantes
el aliento almibarado
de la metamorfosis,
cuando un cuerpo y otro
desafían el límite de un torso,
la última línea de la espalda,
el grosor de las muñecas
y
la posibilidad ensancha
los volúmenes y las formas.
Uno puede hacerse laurel
o toro
o lluvia, oro.
De lo que se enlaza eres hoy
aleación. Somos un metal en otro metal.
¿Cuánta tierra recorrimos para llegar
a hoy, ser uno en otra?
En Erosión en paisaje
Vaso Roto Poesía
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
No hay comentarios:
Publicar un comentario