miércoles, 21 de julio de 2021

Teresa Soto (Oviedo, España, 1982)

 

 

1

 

 

Quien no quiera despertar

que vuelva al letargo

de los moluscos

y se hunda en agua con sal,

que se ablande,

se vuelva tibio.

 

Que deje al que despierta

tener la consistencia de una roca,

el brillo del acero.

Que lo deje precipitarse

al murmullo de las calles,

ser fugitivo y rápido.

Caer por su propio peso.

 

 

2

 

 

Quien no quiera despertar al deseo

que agite su cuerpo entero

contra un molino de viento

y se haga aire,

que se haga de sus tendones arcos

y de sus rodillas, morteros.

 

 

3

 

 

Quien no quiera amar

que crezca clavos por dedos,

que haga de sus pies raíces,

de sus hombros, viga.

 

Pero que deje

a los amantes

el aliento almibarado

de la metamorfosis,

cuando un cuerpo y otro

desafían el límite de un torso,

la última línea de la espalda,

el grosor de las muñecas

 

               y

 

la posibilidad ensancha

los volúmenes y las formas.

 

Uno puede hacerse laurel

o toro

o lluvia, oro.

 

De lo que se enlaza eres hoy

aleación. Somos un metal en otro metal.

¿Cuánta tierra recorrimos para llegar

a hoy, ser uno en otra?

 

 

 


En  Erosión en paisaje

 

               Vaso Roto Poesía

 

               (Fuente: Papeles de Pablo Müller)

 

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