viernes, 2 de julio de 2021

Natalie Diaz (Fort Mojave, Needles, California, EE.UU, 1978)

 

“Por qué no hablo de flores cuando las conversaciones
con mi hermano llegan a silencios incómodos”

 

    Perdónenme, guerras distantes, por traer
    flores a casa.
                         Wislawa Szimborska
 
 
En las montañas de Cachemira,
mi hermano tiroteó a muchos hombres,
hizo estallar cráneos en pieles morenas,
tiñó de carmesí la blanca arena del desierto.
¿Qué se puede decir a un hombre
que ha recorrido un mundo así,
cuyas manos y cuyos ojos
lo han traicionado?
¿Había flores por allá? Pregunté
Esta fue su respuesta:
En una aldea, una turba de hombres
envolvió a una mujer en sábanas.
La mujer no se resistió.
Sus pies descalzos se arrastraban en el polvo.
La acostaron sobre el camino
y la lapidaron.
El primer hombre era su padre.
Lanzó dos piedras, una tras otra.
En el camino, el hermano de la mujer
había llenado sus bolsillos de piedras.
La multitud era un enjambre
de abejas trastornadas. La andanada
de piedras contra su cuerpo
ahogó sus gemidos.
La sangre estalló en las sábanas
como un racimo de violetas,
como cien rosas en flor.
 
 
(Fuente: Ricardo Ruiz)
 
 


 

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