EL EMIGRADO
Un poeta que hablaba mi lengua
y no la de ustedes
pero a quien traiciono hablando como ustedes
para que ahora lo entiendan
decía:
“Mis ojos hace tiempo que se niegan a ver claro,
desde el último mes, mis oídos son sordos,
la juventud perdida, ¿adónde iré a buscarla?”
Sin embargo, yo, siendo joven,
tuve ojos que vieron sin entender
y oídos que fueron sordos a las voces de otros hombres.
Mi juventud pasó entre gente extranjera
y la vejez no me traerá el consuelo de oír mi propia voz.
¿Cuál será para mí la edad de la razón,
quién me mirará alguna vez como a un hombre?
Espero la muerte
como quien llega al fin de una jornada sólo fatigosa.
¿Es mi corazón el único que palpita en esta tierra extraña?
en “Grupo Onofrio de Poesía Descarnada”, Crisol, Buenos Aires, 1978; edición ampliada, Ediciones En Danza, Buenos Aires, 2007.
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