El poema de Chichicuepon
Escuchad ya la palabra
que dejó dicha el señor Chichicuepon,
el caído en la lucha:
¿Acaso en la región de los muertos
habrán de proferirse
el aliento y las palabras de los príncipes?
¿Trepidarán los jades,
se agitarán los plumajes de quetzal
en la región de los descarnados,
en donde de algún modo se vive?
Sólo allá son felices los señores, los príncipes:
Tlaltécatl, Xoquahuatzin, Tozmaquetzin, Nequametzin.
Para siempre los ilumina el Dador de la vida.
Por merecimiento estás allá,
príncipe Cuatéotl,
el que hace brillar a las cosas.
Piensa, llora,
recuerda al señor Toteoci,
ya va a hundirse
en las aguas del misterio:
brota el sauce precioso.
La palabra de Tezozomoctli
nunca perece.
Contempla el lugar de los muertos,
se ha ido Tehconehua,
se han ido Cuappolócatl, Cuauhtecólotl.
En el lugar de los descarnados
nuestros príncipes:
se fueron Huetzin, Cacámatl, Tzincacahua.
No te aflijas por esto,
oh señor chichimeca, Toteoci.
Vosotros, señores de Chalco,
no lloréis más:
¡Tú eres feliz,
oh Dador de la vida!
En vano estuviste en Atlixco,
señor Toteoci, príncipe Cóhuatl,
el dador de la vida
trastorna tu corazón.
Destruyes los jades, las ajorcas,
desgarras los anchos plumajes preciosos,
hay lluvia de llanto,
así se dispuso,
oh sacerdote de Huitzílac,
¡príncipe Tozan!
¿Has sido destruido
sacerdote Cuatéotl?
¿Acaso ha perecido tu corazón?
Quedará el águila
frente al rostro del agua.
Habrá transformación en la tierra,
movimiento en el cielo,
allá ha quedado
Tlacamázatl, el chichimeca.
Están en confusión las gentes de Chalco,
alterado el de Huexotzinco,
sólo Tlailotlaqui,
el señor Quiyeuhtzin
penetra al interior de Amecameca.
¡Se defiende el de Chalco,
príncipe Toteoci!
Ahora tú dices:
nadie tiene flechas,
nadie tiene escudos.
Tú suplicas, tú dices a Miccálcatl,
sólo Tlailotlaqui,
el señor Quiyeuhtzin,
penetra al interior de Amecameca.
Sólo ya llora el príncipe Toteoci,
señor Cohuatzin.
Vienen afligidos Temilotzin y Tohtzin.
Se destruye el de Chalco,
se agita allá en Almoloya,
algunas águilas y tigres,
algunos mexicanos, acolhuas, tepanecas
han hecho esto a los chalcas.
incluido en Trece poetas del mundo azteca (Fundación Editorial El perro y la rana, Caracas, 2006, selec. de Miguel León-Portilla).
(Fuente: Asamblea de palabras)
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