martes, 8 de octubre de 2024

Pablo Lacroix (San Fernando, 1987)

 

dos poemas













La madre



Las esquinas de la pieza reflejan el hielo
o la silueta transparente
de una mujer preciosa que abraza
a los hijos mientras la sangre corre
 
Nadie te obligó
y nadie me obligó a devorar el plato
o esa fila de guisos
que se fríen en la nada
 
Pienso en lo que tocas y se endurece
cae piedra
Pienso en lo que palpas y es tan húmedo
luego frío
Pienso en lo que callas y me atormentas
Me retienes 
Nadie te obligó
y nadie me obliga
a devorar el plato
 
Hermosa es la silueta de aquella mujer
que besa el corazón
o entalla la sonrisa en el pacto famélico
que alarga mi vida
Hay una ráfaga de cuerpos
más allá del desplomo
o la trinchera de miembros más allá
del desagüe |Agitada la noche | más allá
del ventanal |Agitada la tierra
| más allá del desagüe | Atolondrada la vista |
después del grito
            Agitada la noche
Agitada la tierra
Atolondrada la vista
Yo soy la noche
o los sueños de la carne
en el altar de la vid
 
¿Y la madre?

¿Y la madre?

¿Y la madre?

Soportando el hielo


El padre



Comiendo del zorro o la mejilla austera
en los tiempos del ansia
Evitando el sueño o la premura del horror
esquivó la calma cuando todo fue frío
Así es la calma -me dijo un día-
 
Sostuvo mis brazos cuando el brazo era débil
golpeó mi rostro cuando pude perder
detuvo la piel en los tiempos de furia
-Silencio, más abajo, empuja fuerte el sabor
de la bilis que corre por tu boca, hijo-
 
Caen los ojos donde caen las noches
y cae el padrastro que por suerte no existe
Hay veces que uno piensa en las hojas que caen
cuando el invierno acecha más allá de las cortinas
 
Es el padre. Es el padre
El vestigio de la sombra
 
***

Revista Electrodependiente
 
(Fuente: La comparecencia infinita)

 

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