JITANJÁFORA
Con guantes, mascarilla y katiuskas, me he metido hasta el fondo de un vertedero de poemas que he ido acumulando con los años. He salido pringado de mondas de sonetos, podridos esqueletos de octosílabos y alguna que otra escoria de escritura automática. He rescatado, al fin, un papelito lleno de lamparones, lo he leído y una sonrisa boba me ha aflorado a los labios. Es una jitanjáfora. Ya sabréis lo que es: el "Aserejé" de la poesía, el beebop del jazz, el ritmo sin mensaje preciso. Y, sin embargo, me ha dejado un lejano regusto de sentido, similar a un perfume largo tiempo guardado en un cajón del alma juguetona. Decía tal que así:
LA SAMANDA
LA SAMANDA
Sobre tu labio, rumba, libaré
tu samba, mi venima, su turamba;
abejí en bocaflor, si luces vida,
la vida sin medida: la Samanda.
No vola una violina alando malvas,
selvas anvidelinas y nivolas,
balbos sin fonda o balbos sin Selene
si somos su eleusina contesima.
Viva va la andarusa medialuna,
luna de sucumán y grupa curva...
¡Andá a brillar, gandulo, esa bicoca!
(Como sucinta historia bicombada,
luna que no da suma ha de finir
muerta sin dar su samba ni su rumba)
Ilustración Freepik
No hay comentarios:
Publicar un comentario