(Fuente: Óscar Limache)
(Fuente: Jonio González)
veritas sequitur…
En la belleza mínima del bosque,
los ciervos se recuestan
¡Están ahí!
Sus ojos
sin esfuerzo, los labios
suaves hocican y los dientes
minúsculos y ajenos
mordisquean la hierba
Las raíces
cuelgan de la boca,
desparramando tierra
en el extraño bosque.
Son quienes son.
Sus senderos
abiertos por los dientes por los campos,
las hojas que les hacen sombra
cuelgan en las distancias
del sol
Los sustantivos más pequeños
proclaman su fe en ésto, que les causa
sobresalto a los ciervos, y hace que miren fijo.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg
De
BLANCO ES EL SUEÑO DE LA NOCHE
Lima: Hipocampo editores, 2008
BLANCO ES EL SUEÑO DE LA NOCHE
blanco es el sueño de la noche que ruge apenas cierras los ojos
oculto
gesto de flor antes de nacer
la noche se recuesta en el colmillo de una luz prodigiosa
aspira el corazón de su viaje interminable
sueña el aliento que el aire desconoce
blanca la piel que descubre al horizonte abandonarse en sus contornos
blanco el grito de Narciso frente al espejo
blanco el día en que tu cuerpo
hace de mis espinas un racimo de flores
blanco el deseo que al amante su voluntad lacera
blanca su irnpaciencia de ola tras ola
blanca la distancia entre la tierra
y los magos que pueblan el cansancio de sus pies en el cielo
blanca la sed que en sus labios
el mar infatigablemente desposa
blanco el recuerdo ondulante de un pez dormido
enamorado de la arena que cerca su muerte
blanco el silencio que el hombre confunde con su voz
blanca la tarde en que camino para olvidar que te encuentro
y que en el aire los besos son sepulcros alegres
blanca la noche en que recuerdo
tus manos venir como sedas vertiginosas
e lago avanza hacia la luz
su cuerpo oscurece
mi voz es crepúsculo em la hemandad de sus aguas
árboles desnudos estampam
la huida de tu cuerpo
ME MIRÉ COMO NARCISO
ne miré como Narciso y me hundí en el reflejo de mi propia voz
hocce del amor un sonido para no morir solo
Eco me seguía a la distancia porque se asustaba de mi rostro
ella solo quería ser la caverna donde mi palabra descansara
Narciso despertaba en su boca
deseando que el mundo abandonara sus labios
corría esperando que su lengua se extinguiera
mientras Eco purificaba su sangre
en el habla incomprensible de su amado
mi voz ya no resucita clamores ancestrales
las hojas blancas no me hospedan como grutas
Narciso se llevó la última palabra, la única
todas las palabras que inventó
y se vio
Narciso envuelto en Eco
ELco consumiéndose en Narciso
esta es la historia de las piedras
PUERTAS
las palabras solo saben estar solas
y nosotros,
adentro
(Fuente: Antonio Miranda.com.br)