viernes, 1 de julio de 2022

María Gómez Lara (Bogotá, Colombia, 1989)

 

Las formas de lo que no es amor

 

 

FRONTERIZOS (4)
Néstor Mendoza

 

El lugar de las palabras asume una postura discursiva, la segunda persona, para señalar un mal que se ensaña, o se ensañó, contra la autora: «tú que conociste todas las formas de lo que no es amor». Un diagnóstico médico, el menos favorable posible, es usado como insumo para escribir estos textos deliberadamente descarnados. Un proyecto de escritura en el que el motivo es la persona y su fragilidad. Pero no es una fragilidad alegórica: quien escribe padece y ve su vida amenazada por una patología real y no imaginada. La imaginación llega como testimonio creador (al recrear el peligro en el poema), o como una manera de dar fe de aquel proceso. Allí está la radiografía y la descripción que hace María Gómez Lara (Bogotá, 1989). El lugar de las palabras es un epíteto para no decir el lugar del cerebro donde se procesa (¿se produce?) el lenguaje. El lugar de las palabras, como nombre, quiere sugerir o encubrir. Quiere ser elíptico. Pudiéramos decir también: El hogar de las palabras. Lo que se propone la poeta bogotana es uno de los tantos esfuerzos por nombrar de nuevo, nombrar después de la batalla; en este caso, la estrategia para suprimir el corazón que crece en una parte de su cerebro. La poeta descubre que la acción de los verbos (la conjugación), y no el simple nombrar, es el recurso que puede salvarla: «qué curioso que el lenguaje se mida con acciones / que hacer sea más fuerte que nombrar / yo pensaba que las palabras más palabras / eran los nombres de las cosas». El lugar de las palabras se construye con poemas sin puntuación, la sintaxis facilita la enumeración de frases asociadas al dolor y al miedo. El decir de María Gómez Lara es terso, líquido, con vocación de cascada. En algunos casos aparece el relato sencillo de lo que ocurre o va a ocurrir en la sala de operaciones. La poeta intenta comprender qué sucede en su cerebro, en esa cicatriz con forma de corazón, y qué sucederá luego del tejido cerebral inflamado y la anestesia. Ella teme por sus palabras. No quiere perder ninguna. Perder las palabras como si se perdiera la propia vida. «También la verdad se inventa», escribe Antonio Machado, y pareciera la misma motivación que se plantea María Gómez Lara. La verdad no en un sentido de objetividad periodística. Una verdad que sólo compete a la autora y su entorno familiar, pero que al salir de los informes médicos y tratamientos e intervenciones quirúrgicas, pasa al ámbito de lo público. La literatura nace cuando escribimos y convertimos los prejuicios en tema. Cuando se convierten los dolores en tema. Volver al cuerpo: esto lo hace María. Vuelve con elegancia pero sin concesiones a su cuerpo, al mal que le diagnostican. Un tumor. Brain tumor unit.

 

 

 

 

EL LUGAR DE LAS PALABRAS

 

Para el Doctor Javier Romero
que me encontró el lugar de las palabras

 

I

 

nunca había pensado

que las palabras       ocupan un espacio en el cerebro

 

un rincón preciso    justo irremplazable

hay un lugar en donde están almacenadas

 

tampoco había entendido

que todos los cerebros son distintos

que cada uno guarda el lenguaje donde puede

 

tú por ejemplo

dice el médico

lo debes tener en todas partes

 

vamos a buscar

exactamente

 

dónde aparece tu lenguaje dónde es que lo guardas

vamos a dar con el lugar de las palabras

 

para ver si está comprometido

 

el examen es una resonancia

(ya me han hecho tantas reconozco la cápsula cerrada y aún me

aturden los ruidos)

pero esta vez vas a pensar palabras piénsalas no las digas en voz

alta

vas a ver en la pantalla una palabra por ejemplo bicicleta

y piensas bicicleta pedales timón cadena

 

para rastrear tu lenguaje

lo más importante

es la generación de verbos

ves por ejemplo la palabra puerta

y piensas todos los verbos que puedas mientras más mejor

pienso abrir cerrar derrumbar deshacer levantar empujar jalar

portazo (no es un verbo pero es linda la palabra portazo

concéntrate maría piensa un verbo)

door

open close that’s about it

no olvides no mezclar los idiomas si ves la palabra en inglés

piensa en inglés mantenlos separados

vamos a hacerte un examen bilingüe

primero en español luego en inglés

you are going to see the first words in Spanish

en español se me ocurren más verbos

(puedo actuar con más ímpetu con más precisión

qué curioso que el lenguaje se mida con acciones

que hacer sea más fuerte que nombrar

yo pensaba que las palabras más palabras

eran los nombres de las cosas)

 

en todo caso el examen bilingüe

es porque tampoco sabía

que el cerebro guarda en un lugar la lengua materna

y en otro distinto los idiomas aprendidos

depende de la edad en que se aprendieron

(yo por ejemplo aprendí tarde y tengo acento en todos los idiomas)

el cerebro además procesa de manera diferente la información

que sabe y la que no sabe

(yo por ejemplo no sé cuántos jugadores tiene un equipo de

basketball: no sé en español no sé en inglés y quieren que

responda que piense algo que piense ahora la respuesta

pienso entonces          cualquier número

supongo que no me estarán midiendo lo que sepa de deportes

porque la verdad es que no sé nada así que al menos en eso

estoy tranquila: ahí no hay nada que perder)

quieren encontrar todas mis palabras

incluso las que uso para traducirme en esta tierra helada

can I think in Spanish?

le pregunto a la enfermera

me dice que sí afortunadamente

primero porque en inglés no conozco

el vocabulario específico de las bicicletas

ni sé nombrar las partes de una puerta

y sobre todo porque si hay que escoger

me quedo con mis palabras en español

de eso no cabe duda

prefiero salvarlas mil veces

 

 

II

 

por alguna razón

siempre pensé que las palabras

sólo sufrían de amenazas metafóricas

 

a diferencia del cuerpo o incluso el corazón

(porque ambos empezaban a romperse con el mundo)

y los oía quebrarse

sentía los huesos rotos

sentía la vida hecha polvo se anunciaba el dolor desde antes

cuando oía el golpe el estruendo el portazo la caída

por ejemplo

cuando llegaste tú

 

las palabras eran otra cosa

las palabras eran mías

y si se rompían yo podía repararlas

 

por ejemplo cuando no sabía

cómo nombrar la herida que dejaste

para empezar a cerrarla

 

escribí y escribí y escribí

tantos poemas

que no se parecían a tu nombre

que no eran suficientes

que no trazaban la forma de tu hueco

 

palabras y palabras y palabras que no bastaban para borrarte

pero ocupaban un espacio en la página

y al verlas dibujadas

comenzaba a sanar

al rodearte con ellas

empezaba a convertirte en cicatriz

 

 

III

 

en cambio ahora

hay una bomba de tiempo en mi cerebro

que quién sabe cuándo explota

quién sabe cuándo se transforma

puede ser nunca o mañana o en un año

 

quién sabe

cuándo

empieza

a crecer

 

y a invadir

el territorio

donde viven

mis palabras

 

a desplazarlas

a acorralarlas

a doblegarlas

a arrinconarlas

 

¿dónde las voy a poner

si están comprometidas?

 

¿existirá algún lugar en donde pueda guardarlas?

 

¿cómo las protejo

cómo las escondo?

 

¿en dónde me resguardo

si he perdido mi refugio?

 

¿dónde vivo yo si las palabras son mi casa?

 

María Gómez Lara (Bogotá, Colombia, 1989). Ha publicado los poemarios Después del horizonte (2012), Contratono (Visor, 2015) y El lug ... LEER MÁS DEL AUTOR
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(Fuente: Revista Altazor)

 

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