Destellos mínimos de mí
feroz alegoría de la velocidad
en el instante previo
el rebuznar constante y acechado
el miedo
jugando entre los lirios
en el vapor de los álamos
su conjugación
trocar lo ambiguo de la realidad dentro del misterio
como si fuera un aljibe repleto de lluvia
apenas queda un reflejo de voz
un espejismo incandescente, una estela
la paridad como una ofrenda
a la sombra de la redondeada copa de un árbol
o de la luna
protagonista de un yo
que de tan íntimo se parte
ardiente entre los escalofríos
solo queda la escarcha esmeralda
y un simulacro de primavera
tan lejos ahora
deshecho entre la húmeda mata
el final del arco iris
se posa detrás de vos
y embalsama los espejos marinos
transparentes de carey
que la tormenta escandaliza
la tierra es tierna en su detalle
en cada recoveco donde se apoya
el peso del cuerpo
de El hemisferio del lado en que quedamos (Baltasara, 2018)
lenguas vivas lamiendo lenguas muertas
lenguas menguadas como medias
Néstor Perlongher
bichar como ciegos
echarle al tendal un saco
salir del peligro
sin que se espante el amago
sin que retumbe
el lenguaje desierto
procura una especie de suerte
enluta la cueva
en donde tanto tiempo guareció
como gato que se salvó de vuelta
o como vecino que regresa
todito el haber
y vuelve arremendado
al vecindario
sin rigor,
enjambre de hambre
prenda de protección
lengua ramada en un rincón
sin perro que ladre
sin padre ni madre
que estorbando espanta
con la cola entre las piedras
y al sacudirse
abolla por todos lados sale
nauseabunda
la voz para buscar
lenguas más tiernas
en algún perdón
que ni manso ni primero
ni en circunstancias trata
de deshacer la madeja
del ánima que engorrada
se aprieta sin compasión
como tigre recién domado
que anca en la morena
para castigar lo retobado
campo santo
luz mala
que amaina la pena
como quien oye un trueno
sobre sus espuelas.
de Tapera (Jámpster, 2020)
(Fuente: El Poeta ocasional)
No hay comentarios:
Publicar un comentario