viernes, 18 de diciembre de 2020

W. H. Auden (Reino Unido, 1907 - Austria, 1973)

 

 

En Memoria de W. B. Yeats

I.

Él desapareció en pleno invierno:
Los arroyos estaban helados, los aeropuertos casi desiertos,
Y la nieve desfiguró las estatuas públicas;
El mercurio se hundió en la boca del agonizante día.
Los instrumentos con que contamos coinciden, 
El día de su muerte fue un día oscuro y frío.

Lejos de su enfermedad
Los lobos corrieron por los bosques siempre verdes,
El río pueblerino no se dejaba tentar por los muelles de moda;
Por el luto de las lenguas
Sus poemas se mantuvieron a salvo de la muerte del poeta.

Pero para él fue su última tarde como sí mismo,
Una tarde de enfermeras y rumores;
Las provincias de su cuerpo se revelaron,
Los cuadrados de su mente quedaron vacíos,
En silencio invadió los suburbios,
La corriente de su sentimiento falló: se convirtió en sus admiradores.

Ahora está esparcido entre cien ciudades
Y entregado por completo a los afectos desconocidos;
Para encontrar su felicidad en otra clase de madera
Y ser castigado en un código de conciencia extranjero.
Las palabras de un muerto
Se modifican en las entrañas de los vivos.

Pero en la importancia y en el estruendo del mañana
Cuando los corredores rujan como bestias en el piso de la Bolsa,
Y los pobres tengan los mismos sufrimientos a los que están acostumbrados,
Y cada uno en su celda esté casi convencido de su libertad,
Algunos miles pensarán en este día
Como uno piensa en un día en el que hizo algo inusual.

Los instrumentos con que contamos coinciden, 
El día de su muerte fue un día oscuro y frío.

 

II.

Eras tonto como nosotros; tu don sobrevivió a todo:
La parroquia de mujeres ricas, decadencia física,
A ti mismo. La loca Irlanda te forzó a la poesía.
Ahora todavía Irlanda tiene su locura y su clima,
Porque la poesía hace que nada ocurra: sobrevive
En el valle de su creación donde los ejecutivos
Nunca querrían estar; fluye hacia el sur
Desde los ranchos de aislamiento y los pesares atareados,
Ciudades salvajes en las que creemos y morimos; sobrevive,
Una forma de acontecimiento, una desembocadura.

 

III.

La tierra recibe a un invitado de honor:
William Yeats es sepultado.
Deja que el buque irlandés descanse
Vaciado de su poesía.

En la pesadilla de la oscuridad
Todos los perros de Europa ladran,
Y las naciones vivientes esperan,
Cada una secuestrada en su odio;

La deshonra intelectual
Mira desde cada rostro humano,
Y los mares de la piedad yacen
Bloqueados y congelados en cada ojo.

Sigue, poeta, sigue derecho
Hasta el fondo de la noche,
Con tu voz inquebrantable
Todavía nos persuades a alegrarnos;

Con el cultivo de un verso
Haz una viña de la maldición,
Canta sobre el fracaso humano
En un arrebato de angustia;

En los desiertos del corazón
Que comience la fuente curativa,
En la prisión de sus días
Enséñale al hombre libre a alabar.

Extraído de Another Time by W. H. Auden, published by Random House. Copyright © 1940 W. H. Auden, renewed by the Estate of W. H. Auden | © Academy of American Poets, 75 Maiden Lane, Suite 901, New York, NY 10038 | Traducción de Juan Arabia | Buenos Aires Poetry, 2020.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario