Cántame la nana, madre de los sueños
Traducción de Carlos Vitale y su blog Via Sole
Los guijarros de la playa en invierno
brindaban con cálices de espuma
y el burbujeante ritmo de los pasos marinos
balanceaba nuestros besos conmovidos.
El tiempo de pasar a otro período
con melocotones, sandías y flores ya frutos;
el tiempo de advertir el pasaje en los campos de trigo,
segados a cántaros por una lluvia mecánica,
mi distancia cada vez más
en la añoranza de la salinidad invernal
mezclada con labios deseosos
en los crepúsculos mediterráneos...
¡Yo quiero sus besos!
...sus besos me recuerdan las cerezas
en aquellos campos estivales cepillados de blanco,
donde árboles solitarios, cubiertos de musgo, beben rocío;
donde el viento leve delira de alegría
tocando las rojas amapolas y la luna;
cuando luego un ronco canto, en débiles notas,
vierte
el crepúsculo entre los brazos de la noche.
(Fuente: Poesía de El Toro de Barro)
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