domingo, 20 de diciembre de 2020

Ana Emilia Lahitte (La Plata, 1921 - 2013)

 

 

AUTORRETRATO
 

Me miro en el espejo.
 
Una mujer avanza
desnuda,
sin heridas aparentes.
Es una hembra espléndida
en épocas de celo,
tal vez.
Pero ya muerta.
 
En carne y sombra altiva
despoja sus silencios.
En silencio,
un idioma de albatros
la sustenta.
 
Se yergue luego
intacta,
con dignidad de hiedra.
Y aferrada a sus muros
de lumbre y soledades,
espera.
 
 
 
*
 
 

LOS DIOSES CALLAN TODAVÍA

 
 
Prefiero
ser un número en la noche
y no una estrella entre mis huesos.
 
Celebro
haberme nombrado
antes de que mi nombre
pronunciara silencios.
 
Tengo la certeza
–un resplandor, una llaga–
de ser lo que aún ignoro
y ya sabe mi muerte.
 
Vivo el temor
de que la soledad no esté desnuda
y exista el tiempo más allá de la hierba.
 
Los dioses callan todavía.
 
 
 
*
 
 
 

LIBERACIÓN
 

Las manos.
 
Sometida extremadura
de la avidez y de la servidumbre.
 
Si pudiera
las dejaría partir
desarraigadas
sabiamente inexpertas
como el tacto feliz de los amantes
buscándose en la oscuridad.
 
 
 
 
(Fuente: César Cantoni)

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