martes, 2 de abril de 2024

Jorge Aulicino (Buenos Aires, 1949)

 

UN POEMA EN TRES PASOS PARA UN LUNES FERIADO

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El Puente Viejo
Barracas, Buenos Aires
[1980]
 
1
El estrecho puente sobre el que
un mediodía de invierno se detuvo el Citroën 3CV
y lo arrancaste a manija, fines de los 70,
cuando atronaba el silencio del mediodía
y el agua densa remaba como una mala digestión,
hacia el Plata.
 
¿A quién le importaba la paradoja, en tanto retórica?
Era olvidable, mucho más que las chapas del Citroën
que se sacudieron cuando engranó de nuevo
el pequeño motor de dos cilindros.
 
Estacionaste el auto y en el húmedo y cálido útero
del bodegón El Puentecito comiste
una gigantesca milanesa 'a la napolitana'.
 
2
En el nuevo puente Pueyrredón, a unas cuadras,
una mañana de primavera se quedó parado el trajinado
Peugeot 404,
porque no funcionaba el indicador del combustible,
y tomaste a tu hija en brazos, bajaste el puente, volviste
con el bidón lleno.
La normal circulación no se alteró.
 
Tu epopeya fue tan mínima
que, en comparación, la de las hormigas junto al surtidor,
empeñadas en deshacer un pedazo de pan y transportarlo,
fue la hazaña gigantesca de ese día.
 
Pero todos los días estaban hechos de pequeñas epopeyas
y muertes silenciosas.
 
3
El olor del Riachuelo te despertaba cuando volvías de un viaje.
Era la señal de que estabas en casa. La ciudad resurgía en la
ventanilla
como si no la conocieras. 
 
El olor del Riachuelo era indescriptible, no era orgánico, era
el de la putrefacción de los metales
si fuera posible, un olor a maceramiento de ácidos y aguas
cloacales, pero no repugnante;
era el olor de tus cosas, del borde de tu ciudad,
como el de un cuerpo que recién se despierta y deja
un suave hedor sobre la sábana.
 
(Bajo un puente, se hundió
un tranvía en 1930.
El poeta Tuñón tenía 25 años y mencionó en la crónica
que un obrero joven llevaba un sándwich de milanesa
en el bolsillo.
Una milanesa simple, no una napolitana
como la que comiste en la orilla aquel invierno,
cincuenta años más tarde, en el borde
del agua negra y familiar, en el borde también de la ciudad
de los hechos,
de las cosas que se quieren y siempre son lejanas.)
 
 
Jorge Aulicino, 'El libro de los lugares sagrados', Barnacle, Buenos Aires, 2022

Puede ser una imagen de texto que dice "EL LIBRO DE LOS LUGARES SAGRADOS Jorge Aulicino"

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