sábado, 14 de mayo de 2022

Göran Sonnevi (Lund, Suecia, 1939)

 

Koster 2003

 



 
 
 
 
 
Una sombra en la luz gris
viene del mar, sobre la isla, el monte, los altos fresnos Lluvia
Al amanecer tormenta Cuando llegamos subimos al monte, nos juntamos con Lena
junto al barco En el horizonte alumbraba una racha de sol Grandes navíos en camino
a lo lejos  El Archipiélago más pequeño que como lo recordaba  Iré
al pie del océano; luego empezará la subida a su monte
No hay ninguna escolta Humanos que amo;
y por los que me siento amado; no puede ser eso
Como en el nacimiento y muerte Donde tampoco me veo a mí mismo;
por lo tanto no soy escolta de mí mismo  Los árboles del monte son interminables
Los árboles Del monte también parten de cero; pero lo sabías antes
Cada costa es interminable Cada costa también parte de cero
Lo que el océano es, es indecible  Hölderlin vio la planicie del mar del mundo,
allá abajo, abrasada ¿Luego todo se destruyó? Pero no todo está destruido
Para Blake soplaba el viento de la revolución sobre el mar  Desde un nuevo mundo

A cada instante sucede la historia  Aquí, este verano
se exponen Uday y Qusay, hijos de Saddam Hussein, después de ser muertos por el 
     Imperio
Sus rostros en la muerte recuerdan al Che Guevara; también él expuesto
Los intereses del Imperio similares Pero torturadores y asesinos
no son idénticos a los héroes revolucionarios Aunque entre ellos también hay
torturadores y asesinos La diferencia puede ser infinita O cero

¿Cómo represento el tiempo? ¡No solamente yo, nosotros! El inapelable
nacimiento La inapelable muerte Pero también la forma recurrente
La esfera perfecta; en su infinita cantidad de dimensiones Su superficie de reflexión
Su haz de incendio El que lo ha visto ya no existe ¿Quién existe entonces?
Tantas preguntas ¡Cada vez más! Como si de verdad fuesen posibles   ¡Y lo son!
De modo que aquí no puedo quedarme ¡No! No en vida y no en la muerte

Difícil alcanzar el mar; todavía no llegamos Aunque yo
lo toqué, en el estrecho de Koster, cuando el agua entró enjuagando
una hendedura en la roca negra que emergía de la arena
Anduvimos por un bosque de matorrales; las madreselvas colgaban como lianas de los árboles
Yo me enredé El bosque de avellanos sobre Sane talado, para que
El ganado pudiese pastar allí El prado de la costa pisoteado, pastado
Algunos cardos marinos quedaban al borde de la costa; verde azulados, sobresaliendo, filosos
Kerstin y Lena se bañaron, yo no Luego las oí gritar Lena sale
del agua, levanta un pichón que recién han visto volar demasiado bajo sobre el agua;
Ya estaba muerto, o moribundo Vi el pico abriéndose, luego todo
quedó quieto Cuando lo dejamos a la sombra las moscas y hormigas ya estaban allí, en
un instante Pájaro pequeño: para nosotros de especie indefinida Puse la caparazón
de una navaja en mi mejilla, era muy filosa Un tábano gris se metió en mis gafas De pronto mucho              calor, después de la lluvia Junto al gran roble voló una mariposa que no reconocí, al parecer
una vanesa de los cardos También una mariposa de brezo más grande, con grandes formas de ojos en la parte inferior de las alas

Al anochecer subimos los tres al monte, miramos su amplitud
Posicionamos los faros noruegos Allí, allí debe estar la entrada del Fiordo de Oslo
Partes de tierra noruega se ven más allá del fiordo Como flotando sobre el agua

Después vemos en televisión Pulp fiction repetición de la pornografía de la violencia
La ironía es absurda; o mejor dicho coartada Veo las imágenes editadas de
Irak; Kalashnikov de fabricación especial en metal blanco; o de oro El kitsch,
casi idéntico La matanza idéntica La tortura También la masculinidad de los verdugos
Un hemisferio de los espejos de Narciso Girando También eso una forma de lo 
     absoluto
Eso somos; también en el mundo protegido También en Liberia, Costa de Marfil,
Congo, Chechenia, Cachemira ¡Hay más nombres! ¡O es un solo nombre!
Al amanecer salgo a orinar Luz anaranjada sobre la planicie de Kile
Una luna blanca, delgada, sobre la casa donde una vez  vivimos Y tras esa la primera casa

Los árboles han crecido Están oscuros contra el luminoso cielo ascendente

A quién hablo con voz profética; también desde el abismo
Subo por tercera vez al monte, solo, en la lluvia
Allí toco la flauta; para el vento, el mar, las islas Los tonos
se deforman en el viento Bajo rápidamente También toco para
los puntos cardinales Y para la línea terrestre, la línea celeste Y para la línea
imposible Allí, donde todo se decide La tarde es trabajo con
el manuscrito del muerto; yo y Lena hacemos la edición final De pronto, 
       inesperadamente
llega la solución Como si toda forma creciese rectamente de la muerte Como vida
Así hablamos con el muerto, con los muertos En la noche voy al pie
Del océano; también solo En Brevik, junto al camino hacia el puerto
creció un bosque de verbasco; los grillos chirriaban Junto al mar
toqué el agua, miré haca la línea de montes de las islas allí
Desde el camino había visto la luz de los faros de Ursholmen Un bote a motor
Con luz fuerte iba sobre el agua   Después busqué a Kerstin en la 
tercera casa, donde ahora han instalado agua y saneamiento Nos despedimos
de la gente allí, luego fuimos juntos en la noche aún clara, sus
árboles oscuros creciendo, el camino de grava que serpentea volviendo a la segunda casa

¿Cómo toco yo a los humanos: con qué clase de voz? ¿Llega ella 
sobre el océano, como forma nueva? ¿Forma de aniquilación? Como si también mi voz fuese la muerte   
¿Es eso lo que quiero? ¡No! Yo quería tocarte con vida
Pero no es mi voluntad lo que cuenta La musa gris también me tocó
¿Puedes describir esto? ¡Sí! También ¿Una vez más? ¡Sí! También

Los muertos hablan con los muertos Salen del mar Su procesión se mueve
a través de todas las dimensiones Pasan a través de todo, a través de nosotros
¿Misericordiosamente? Nadie sabe Como si también los castigos, persecuciones 
atravesaran, fueran perforadas por eso Entonces de todos los muertos ¿Cómo
los tocamos? Cómo santificamos nosotros El Nombre; lo que hay en todos los nombres   Todos
son el mismo Así les mostramos respeto ¿Cómo? Como si pudiese haber lenguaje
     sin violencia, solamente amor
En la noche brilló la estrella Salí y oriné al amanecer,
más allá de la planicie de la caldera brillaba Aurora, rojo-lila sobre los árboles verdes
Nos tocamos el uno al otro en el sueño, en la habitación con tablas anchas en el techo
La rueca no está hace mucho tiempo; la TV está aquí Nos adaptamos a ella;
las necesidades de otros, que también nos llevan a la tentación Estamos en el mundo
imaginario de los humanos   Lo que hacemos con nosotros no puede ser quitado
tampoco la estrella ¿Un retorno al Paraíso? ¡No! No es posible
Tampoco eso deseo Lo que deseo es más grande Cada pensamiento en su 
     enormidad

Y cuando la tormenta invisible pasa sobre el mundo ¿Qué hago entonces?
¿Qué sucede aquí, en el tercer milenio, en nuestro sistema de tiempo,
con la tierra materna, o la tierra paterna, en el sentido de Hölderlin? La
gran convulsión, la gran cesura llegará, y ya ha
llegado ¿Puede el abismo profundizarse? ¡Sí! Es la cualidad del abismo, no
tener fondo alguno  Ni hacia arriba ni hacia abajo  O hacia ningún otro lado
La tierra tiembla bajo nuestros pies  El rostro invisible sobre nosotros bajo nosotros
Tiembla  Qué se oye a la distancia  ¿Qué caballos? ¿Qué prodigios?
Oceánico El gran vacío, del que las filas de madres de universos nacen

La bomba del hidróforo golpea una y otra vez  Algo anda mal
en la válvula del aljibe, de modo que el agua que es subida
una y otra vez vuelve a caer  Oigo este sonido todo el día   Los
árboles oscuros estaban en el silencio de la noche  Altos  Colosales  Su poder está en nosotros
Kerstin y Lena estuvieron ayer en el mar en la lluvia  yo no  Yo escribí el epílogo
 
 
 
  
En Oceanen, Bonniers, Estocolmo, 2005; Disparates, Editorial del Gabo, San Salvador, 2014
Versión de Roberto Mascaró


Foto: Stefan Tell/Albert Bonniers Forlag
 
 
 
(Fuente: Otra Iglesia Es Imposible)

 

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