sábado, 7 de mayo de 2022

Corina Oproae (Făgăraș, Rumania, 1973) Reside en Cataluña desde 1998

 

  6 poemas 6


Fotografía de Claire Luxton

POEMA

Los poemas entran en mi vida
por una infinidad de puertas.

Algunos entran por una puerta de tierra
Y traen consigo todo el universo.
Aunque parezca imposible,
todo lo que me sucede es el reflejo
del crepitar de los planetas,
del devenir de las galaxias.

Otros entran por una puerta de aire
y tardan tanto en darse a conocer
que las palabras ruedan en círculos
como las cuatro estaciones
sobre la faz de la tierra.

Algunos entran por una puerta de fuego.
abrasan todo lo que encuentran
a su paso y solamente se apaciguan
con los ríos que brotan
desde las entrañas de todas las cosas
y de todos los seres.
Unos cuantos entran por una puerta de agua.
El paso del tiempo se embriaga con su sabor
hasta que planetas, estrellas y seres
se intercambian el lugar para que la diversión también esté asegurada.

Solamente unos cuantos poemas
entran en mi vida por la puerta de la muerte
y se quedan dentro, bien separados
de los otros y de todo lo demás.
Cuando les pido que me abandonen,
se niegan a salir con disimulo,
ocultan sus palabras en mi alma,
impasibles al extraño periplo
de los elementos en busca de su propia esencia.

de Intermitencias, Sabina Editorial, 2018



Fotografía de Claire Luxton

ARQUEOLOGÍA

Las palabras
contienen todos los siglos.

Si escarbase un poco,
debajo de una cualquiera
encontraría alas de dinosaurio.
Y con un poco de suerte,
alas de ángel
para sobrevolar todos los muros
alzados por la historia.

de Intermitencias, Sabina Editorial, 2018



Fotografía de Claire Luxton

MUROS

Duermevela de palabras
desperezándose como doncellas.
Una fuga discreta,
como coger un tren
sin conocer el destino.
Y en el trayecto
decir y decir,
palabras y más palabras,
despiertas, indelebles, dilatadas.

Y después, enmudecer sin más.
Cuando ya no duela el silencio.
Cuando los muros se derritan
ante la certeza
de que no es en la memoria
donde encuentro los poemas
que escribo,
sino en el breve espacio
que nace cada madrugada
entre el sueño y la vida,
entre lo que somos
y lo que ansiamos ser.

de Intermitencias, Sabina Editorial, 2018



Fotografía de Claire Luxton

ESCRIBIR HOY

Escribir
es vivir añorando el betún de tu vientre.
Es acunar a la niña que dejaste
escondida tras el silencio.
Escribir
es buscar la trenza de luz que nace en tus dedos.
Es espantar los fantasmas dormidos
en el desván de tus noches.
Escribir hoy
es vivir a sorbos tu ausencia.

de Intermitencias, Sabina Editorial, 2018



Fotografía de Claire Luxton

METAMORFOSIS

Una mañana,
hace unas cuantas vidas,
me desperté y decidí ponerme a prueba.
Me dije:
Serás mujer y hombre,
pez, insecto y pájaro,
montaña y grano de arena.

Como quien disfruta leyendo el final de los cuentos
antes de comenzarlos,
primero fui grano de arena
perdido en la infinitud inexorable
reflejada en la permanencia de las cosas.
Fui también montaña
extraviada en el inconsciente de los mortales
y descansé tanto durante esas vidas
que tuve la tentación de ser,
cuanto antes hombre o mujer.

Pero dejé que las cosas siguieran su curso
y fui insecto-multiplicidad
reflejada en mi telúrica existencia.
Luego fui pez
debatiéndome entre el atávico
ir y venir de los mares.
Esa forma de vida me hizo albergar
deseos de alzarme
y entonces fui pájaro,
desplegando mis alas con la cadencia del infinito.

Fue cuando sentí tanta admiración
que en sueños entablaba conversaciones
con héroes que habían sido capaces de superar
prueba tras prueba hasta llegar a conquistar
el reino y la belleza.

También decidí hacer una pausa
y durante alguna vida
sencillamente no fui nada.

Ahora soy hombre. Ahora soy mujer.
No os extrañe si os confieso
que he sido muchos hombres y muchas mujeres,
y que de todas esas vidas conservo un recuerdo
más nítido que el alma de la palabra primera.

Nunca acabaría si os contara todo lo que fui.
Mujeres y hombres
que habían sido granos de arena,
montañas, peces, insectos y pájaros
y una infinidad de otras cosas y de otros seres.

Hombres y mujeres extraviadas dentro de unas vidas
que, la mayoría de las veces, no eran las suyas.
Hombres y mujeres que sin embargo supieron ser ellas
y reconocerse a sí mismas cuando se llamaban
Adán y Eva, Orfeo y Eurídice, Romeo y Julieta,
Él y Ella, Tú y Yo.

de Intermitencias, Sabina Editorial, 2018



Fotografía de Claire Luxton

VERSOS

Dime tú, madre madrecita
si algún día
yo podré vivir
sin esconder mis versos
detrás de tu falda muerta,
detrás de tus ojos tristes.

Dime tú, madre madrecita
si algún día
yo podré soñar
sin velar mi rostro
dentro de tu alma viva,
dentro de tu vida queda.

Y de nuevo dime tú, madre madrecita
si tus huesos callados
serán algún día
sombra espesa
para mis otras palabras,
para mis otros deseos.

de Mil y una muertes, Editorial La Garúa, 2016




 

 

 

 

 

 

 

(Fuente:Emma Gunst)

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