Camino por una lenta tierra
azul con un aire suave sobre
las manos, la lluvia se abre y
se cierra silenciosamente.
Un signo blanco, el
silencioso
movimiento de un abrigo
claro que se volvió y
se metió lentamente en la playa.
Un signo blanco, el día
la mirada, no
tal vez no sería
nada,
pasó con tal
rapidez.
Yo soy Anna, tengo veintiocho
años, soy visible
en el portal de casa todas las mañanas, un abierto
movimiento en el aire.
Soy Anna, tengo veintiocho
años de edad. Pienso cada vez más
en que soy visible en el portal
todas las mañanas, luego me siento en el coche.
Soy Anna, tengo
una mancha en la lengua
allí hay una palabra,
lo sé.
Gran silencio hay en el bosque
en otoño, la mirada de ella
una transparente gota sobre la piel.
Soy Anna, siento un aire
cada vez más pesado sobre
la cabeza, peso cada vez menos
por cada día que pasa.
Una mañana cuando salgo
el color del aire se ha acercado
un poco, en el instante en que me vuelvo
y cierro la puerta, oigo
tal vez, los frenos
de un coche.
Chorretones de humedad en la superficie, nuestra
pequeña humedad grisácea, en lo más exterior
de los poros.
Hay muchas brillantes
contradicciones en el mar, hoy
son las líneas paralelas.
Soy Anna, veo
hierba amarillenta cerca de las riberas, y pájaros
blancos contra la tormenta.
Desciendo flotando por la carretera y la luz,
algo ingrávido vino con la luz como una
ráfaga contra una balanza, luego abro
mis ropas y la luz sale a borbotones
de mi cuerpo.
Estoy en la carretera, con
el viento frágilmente a lo largo de
mí, así de sencillo.
en Mammy, blue (1977), incluido en Poesía nórdica (Ediciones de la Torre, Madrid, 1999, ed. y trad. de Francisco J. Uriz).
(Fuente: Asamblea de palabras)
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