¿ES IDEA MÍA O EL COLUMPIO DE LA PLAZA
HA
SOLTADO ALGUNAS LÁGRIMAS?
Tu boca moduló una esfinge
para decir
lo que repeles de mí.
Miré los bordes de lo mojado, noté
los esfuerzos por ofender
y ahorcar
con un bate
tu compasión.
Y tal vez no merecía
ser pateado en el suelo
solo para contentar a unos cuantos niños
aburridos de que los columpios
no vayan a ningún lado
pero te concedo la demanda:
todos tienen la esperanza
de algún día dar la vuelta al mundo
colgando de cadenas
porque si en algo somos buenos
es en mantener lo que no tenemos.
EL ÚLTIMO: YO
Enterré doce perros muertos
ahí mismo donde dijiste
que arrugas serían testigos
de la complicidad supra sensorial
que nos une a un enjambre.
Enterré uno
por esa vez que cantaste boleros
sobre narcos enamorados de gendarmes.
Enterré dos
por la sangre cuajada en balde.
Enterré tres
por culpa del planeta tristeza.
Enterré cuatro
y uno después, antes que los payasos
se den cuenta
que los niños son cobardes.
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