lunes, 25 de noviembre de 2019

Mandeep Dillhon


REENCARNACIÓN


En la siguiente vida
no escribiré poesía de una sobreviviente,
ni poesía de la hija de una sobreviviente.


Letras serán letras
y no metáforas
de una guerra contra el silencio.
Escribiré como capricho dominguero,
como actividad extracurricular
y no como sucedáneo
del plumaje, de la carne, del amor propio
que saquea la violencia.


No escribiré a modo de recuperar
lo intangible y lo innombrable
que suele ser la pérdida
del espacio íntimo.


Escribiré los poemas de una mujer
que nunca dudó de la bondad de la vida
y también de la niña que pudo ser niña
sin mayor preocupación.


Es decir, las mujeres ya no dudaremos,
mínimamente, no de nosotras.


En la siguiente vida
escribiré poemas de una mujer
que no habla de lo difícil que ha sido
a veces ser mujer;
es decir, de una mujer
que no aprendió a respirar
bajo agua, o si lo hizo
no fue por su sexo,
ni su color, ni su clase.


Escribiré la poesía de una mujer
que no pierde tiempo en el debate
de la intención de manos ajenas
y sólo es como es, sin culpas.


Y hasta entonces, escribo poesía
no por escribir poesía
sino como horizonte,
como recordatorio
y puente a esa siguiente vida.
Para mi, y para todas y para llegar.


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