lunes, 1 de abril de 2024

María Belén Aguirre (Tucumán, Argentina, 1977)

 

De: RUDA 
 

Quizás
la importancia
de nuestra pequeñez consista
en haber venido a ser
lo que nadie es.
 
No es la estación de las moscas
pero zumban en derredor
de mi cabeza
 
Orbitan.
Son satélites
de un planeta desconocido.
 
Vergüenza de estar
desnuda aunque esté
vestida
 
Vergüenza de mirar
aunque tenga los parpados
cerrados.
 
Vergüenza propia
y ajena.
 
Amando lo que odio
ofrendo al Señor
la reversibilidad
del sino.
 
Y la belleza parece así
la suma de todas las fealdades
que con el tiempo he mirado
desde el vidrio roto
de la piedad.
 
Lo ineluctable no es el sino
Es el Yo Profundo de Gottfried
hundiéndose en sí mismo.
 
Estoy tratando de intentar
pero no puedo
romper
esta tortuosa calma
que me hacina
dentro mío
como adentro
de una celda.
 
La pena capital de haber nacido
se purga solamente con la vida.
 
Mi voluntad es la piedra lanzada de Spinoza
engañándose a sí misma.
 
No darán consuelo mis palabras.
Ni golpecitos en la espalda
No dirán:
 
“Ya pasará”
a lo que ha venido
para quedarse.
 
No dirán:
 
“Ya volverá”
a lo que se ha ido
para no volver.
 
La verdad es dolorosa
sólo para quien ha bebido
aun sin sed y hasta embriagarse
el dulce placebo de la mentira.
 
Si nobleza obliga no es nobleza
Es un imperativo más
entre otros tantos
 
Si nobleza obliga
mejor la crueldad
sincera de no hacer
nada por nadie.
 
Para humanizarme yerro
Para humanizarme voy
por mal camino.
 
Soy la perdida.
 
La que se busca
y al encontrarse no recibe
ninguna recompensa.
 
*
María Belén Aguirre
En RUDA. 1° edición especial - Buenos Aires:
Ediciones de La Eterna.© RUDA
© Arte de cubierta: “La bambina con il pallone”,
Letizia Battaglia (1980).
© Ediciones de La Eterna.© Colección: INCUNABLES.
Esta obra se encuentra bajo Licencia Creative Commons.
 
(Fuente: Alicia Silva Rey)

 

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