Fantasma
del ángelus
turbio
con la tarde
y su codiciosa ironía,
de la luz,
embestida de tambores
oscuros
que no se animan
a morder
las faldas de los cerros
y los surcos rojos
reacios a desaparecer.
Así
el horizonte
y la carne entrecortada,
así
como astronautas
alimentándose
con gajos y pastillas,
así,
acurrucado
Juan,
así
escupido
Pedro,
desdeñada María
en planeta desollado
por la pobreza y la sumisión.
Mutando,
en medio
de piedras hostiles
y medusas pachangas,
alquitranados por dentro,
por fuera
a la quema
del derrame de petróleo,
no disueltos por la historia,
huéspedes favoritos,
eventuales,
corchos que flotan,
cuchillitos en la vaina,
tardíos.
- Inédito-
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