Las cicatrices
No hay cicatriz, por brutal que parezca,
que no encierre belleza.
Una historia puntual se cuenta en ella,
algún dolor. Pero también su fin.
Las cicatrices, pues, son las costuras
de la memoria,
un remate imperfecto que nos sana
dañándonos. La forma
que el tiempo encuentra
de que nunca olvidemos las heridas.
En un futuro
En un futuro hablarán de estos tiempos,
y es posible que la memoria guarde
la voz del pregonero que en las calles desiertas
se hizo eco del mundo como existió algún día.
Alguien nombrará el miedo y sus cerrojos
y otro hablará del hambre desde sus cicatrices.
O del pasmo, del hilo
a punto de romperse,
de las lunas no vistas, del mar que ya no estuvo,
y de todos aquellos
a los que no alcanzaron nuestros brazos.
Nadie, en cambio, podrá dar testimonio
de cómo se llenaron de imágenes los sueños,
ese otro rostro de la poesía.
Y de cómo los hombres, con las alas cortadas,
inventaron caminos en sus noches,
y tocaron el mundo de nuevo con sus manos,
sembrando árboles y tempestades
en la pequeña nuez de su cerebro.
Que es donde, finalmente, nace el mundo,
y donde muere.
Nadie hablará tampoco, eso es seguro
de la aridez de los amaneceres.
(inédito)
No hay comentarios:
Publicar un comentario