jueves, 2 de septiembre de 2021

Manuel J. Castilla (Salta, Argentina, 1918 - 1980)

 

 


ESPERO QUE ME LLUEVA

 

.....
Ese hongo anaranjado y húmedo pegado en la corteza de este tronco
[en el monte
es mi oreja y escucho, hasta el más leve, todos los ruidos de la tierra.
Puedo decir ahora de qué silencio nace el agua y qué oro la moja
[para hacer el maíz
mientras crecen enfurecidas las hebras tiernísimas de las manos
[del mamboretá mascador de las moscas.
Adivino, ya oscuro, qué savia se derrama y se endurece haciendo
[las luciérnagas.
Oigo abajo, disuelta, vagar perdida la negrura hasta quedarse quieta,
[vuelta sangre molida en el lomo del escarabajo.
Estando así, sé del latido en yema del avestruz y su fuga inútil, ciega,
como en el vientre de una noche redonda y sin salida.
Oigo la greda machacando los mármoles y volverse ceniza.
El esmeralda ahogado, entristecido, trepa por las raíces, se deshunde
y alarmado y gozoso vuela por naranjales en las alas del loro.
Estoy brotando húmedo y soy la misma saliva de la vida.
Si ahora me muriese, si un hachero aplastase distraído esta oreja,
tendría una pena como un río de larga, de irme yendo así solo a la
[muerte.
Es apenas un miedo esto que digo. Un rocío que siente que va
[a pisarlo el viento.
Sigo vivo mirando cómo teje la niebla
este helecho que al aire dice adiós al olvido,
cómo pasa rameando la víbora la cola enardecida
de su tigre perdido.
Están naciendo hundidos los colores. Sus picos, como pájaros,
[quiebran la cal del huevo que los tiene.
Debe ser el celeste el que aparece
y subiendo no sabe si sus ojos son cielo.
Ya trepa el rojo lastimado. Lame sus llagas con sus lenguas condolidas
[el fuego.
Rosa en el cháguar, beberá su leche llena de espinas que lo irán
[mordiendo.
Y cuando venga el blanco, ese que aún no es blanco todavía, sino
[sólo tinieblas,
irá a mojar los pies en la cuajada sombra de la luna.
El amarillo trae una semilla encima y triste que lo agobia en su otoño.
Cuando se halle a mi lado será como si estuviera regresando arrugado,
porque es de cobre el monte y es de muerte la hojarasca reseca.
Todo lo estoy oyendo. Late insomne la vida y me estremece.
Voy a seguir creciendo y escuchando mientras sigo esperando que
[me llueva.
 
 
 
 
(Fuente: Daniel Rafalovich)

 

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