miércoles, 29 de septiembre de 2021

Aleisa Ribalta (La Habana, Cuba, 1971 / Reside en Suecia desde 1998)

 

 

Nucífera verdad     



 
Una flor de loto puede dormir 
pero abrirá los pétalos 
tarde o temprano 
desde y dentro del agua 
  
Toda flor de loto será cultivada 
en agua tibia y tranquila 
las corrientes pueden secar la raíz 
al ser demasiado largas 
debe siempre verse la forma 
de que no toquen nunca el hielo 
ni las abrase lo intenso 
  
Luego de cosechada será vendida 
preferiblemente a su mejor postor 
que a su vez la comercializará 
a gran escala 
  
Con la flor de loto se puede 
hacer de todo 
 
Los corazones de loto se cocinan
su sabor agrio sirve para té
sopa y arroz
arreglando los intestinos
más inquietos
 
Los pétalos del loto
son el mejor preparado de belleza
la piel, el pelo, los dientes
todo puede ser mejorado
con la esencia de la flor
el aceite y las cremas
son perseguidos por las damas
además de virilizar
el miembro de su amado
 
Las raíces de loto
cortadas como si fueran
rueda de carreta
tienen forma de tajada de limón
seca y sin semillas
fritas son las delicias
de toda mesa que se respete
en los más asiáticos confines
 
Las semillas de loto
cumplen con la tarea de empezar
otra vez este largo proceso
si antes no son sacadas
del corazón de la flor
a escondidas y para contrabandos
medicinales varios
por lo que acaban
en tazas de belleza delicada
como tisanas que (según los chinos)
pueden `aclarar el calor´
en épocas difíciles
a ciertas señoras
las mismas que no piden ya
ungüentos para el miembro
de su amado
ni calma para sus intestinos
ni tersura para la piel
ni dulzura para los cabellos
solo un poco de compostura
para que las corrientes
no lleguen a la raíz y sequen
de golpe el corazón
ya agridulce
porque del loto han aprendido
a florecer cuando ya nadie
les espera, tibias aún
y hasta dos veces al año


 

(Des)mito



 
No estaba atado al mástil
ni era sordomudo ni urdidor
nigromante ni cuerdo alucinado
tampoco yo cantaba
            especialmente bien
movía(me) sinuosa
            mecida por las olas
y puede que el vaivén
            de mí misma sin más
incitara un cuerpo calcinado por el mar
las noches a la deriva
            la soledad (en)cubierta
            por faro intermitente
 
(en)sordecida era tal vez su forma de desear(me)
algo hizo que viera colas garras alas serpenteantes
 
cantos hubo pero nada les juro que
entre graznidos y por puro espejismo
pudo haber(me) confundido con gaviotas
sin embargo hoy que todo es historia
iba a contarles que ese día
fui la mujer más fuego
que todavía llevo frescas
las huellas de manos y lengua
con que dio forma a este mito
donde el mar fue a lo sumo
attrezzo para llenar de azul falso relato
 


 

A tiras y embadurnada 

(Del libro Tablero) 
"y ahora alumbra tu oficio
con su silencio fugitivo,
en son sereno como de agua a mediodía."
Claudio Rodríguez
 
 
¡Que Catarina ésa, la Fagunda! No se lo creería ni Dios.
Decían los marineros que iban a verle los tersos muslos
¡que hembra, cómo arponea la bestia, menudas ancas
pero que pobres brazos!, ¿cómo es posible tanta fuerza?
 
Ballenas surcan los mares de Terranova,
ahí va la hija de Joao, arpón de la casa Álvarez Fagundes,
mano tibia y púber, de casi niña,
hasta que entierra dura, y el lomo sangra…
 
Dicen que la ballena herida se hunde
mientras se desangra muy despacio
que sale varias veces a respirar,
y que el soplo es tenebroso.
 
Sola entre mozos, embadurnada de aquella sangraza
con manteca, dentro de una chalupa que se bandea
y se va a pique. Toda vida de mar es sin garante, dice el padre,
y lo sabe pues está a punto de sucumbir en un charco rojo. 
La Fagunda cierra los ojos, entierra más,
piensa en los tres hijos que un día tendrá,
en cuántas bocas pueden comer de una tira de carne,
en el aceite de la cámara que necesita más lumbre,
en su padre que viaja de punta a punta
del océano fundando islas con su nombre. 
Cierra los ojos porque sabe que la derrota
es del que suelte el arpón
esta vez no será ella, se dice, a oscuras…
sola con la voz de un poeta del que le separan siglos.
 
Como soplo de ballena, indescifrable
vuela en el tiempo el mejor consejo
a la niña asustada que todavía es:
"Y no mires al mar porque todo lo sabe
cuando llega la hora”.
 
 

 

Astro jodedor

 
                                                                                   Para Alejandro Fonseca, in memoriam.
 
 
Y ahora, ponte el sextante al lomo
 que no te faltarán constelaciones.
 
Puesto a catalogar
no te querrás perder,
agarra brújula y azafea
y llévate una caneca
de aquello, por si acaso.
 
Sé que no puedes ni nombrarlo,
pero un día es un día.
Date el buche y pa’abajo.
Anonimemos eso.
 
Te advierto: las estrellas son novias
curiosas desde su propio azoro ante la nada.
Qué haces aquí y por cuánto tiempo
estarás, qué fue lo que te trajo,
caramba, cómo fue que caíste. En fin,
ese tipo de cosas que una estrella pregunta.
 
Tú no abras boca y contempla,
déjalas, feliz, inquisitarte el alma.
 
Sin prisa, enfoca el equatorium,
presume por vez primera de astrolabio,
sácales de remate un buen torquetum
despampanante y en desuso,
pa’ que sufran, bellezas.
 
Total, Galileo y el telescopio
se mueven ya patentados.
 
¡Ah! pero en eso de divisar
los golpes en la sombra, el cielo amplio,
el tiempo deslumbrado y tu ínsula
(de dónde va a ser) del Cosmos Barataria,
no te ganará nadie la pelea,
viejo poeta socarrón,
astro jodedor maldito,
hoy por la estela
de ti mismo
rejuvenecido.
 
 

 

(Fuente: El poeta ocasional)

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